El porcentaje de mujeres directivas se reduce al 15 por ciento
La cátedra Santander analiza los valores de la mujer en la empresa familiar
“La mujer empresaria continúa teniendo que demostrar que es la mejor en todo para poder ser respetado en la dirección de una empresa, algo que no ocurre con los hombres”. Este es uno de los argumentos que se han esgrimido esta mañana en la charla-coloquio de la VI Jornada Profesional sobre Empresa Familiar que, bajo el título ‘La Influencia de la Mujer en la Empresa Familiar’ ha analizado las distintas trabas que tiene la mujer para dirigir y los valores añadidos que confieren su gestión.
Tras la presentación de la jornada, en la que han intervenido el director de la Cátedra CEF-UAL, Alfonso Rojo, el director Santander-Universidad en Andalucía, José Antonio Cristóbal.
También participaron el secretario general de ASEMPAL, Ernesto Castilla, y la profesora Titular de Derecho Mercantil de la UAL, Rosario Cañabate, Rocío Martínez, profesora de Gestión de Recursos Humanos de la Universidad de Jaén y miembro de la Cátedra Santander de Empresa Familiar de dicha universidad, ha sido la encargada de impartir una conferencia que ha ofrecido una amplia visión de la relación existente entre la Empresa Familiar y la mujer, incluso a través del tiempo.
“Hay que recordar que hasta 1975 una mujer no podía montar una empresa sin la firma de consentimiento de su marido”, señala.
El liderazgo de la mujer en la empresa familiar viene principalmente de dos fórmulas.
En el caso de las madres es casi siempre por la viudedad y en el caso de las hijas por ilusión, inercia o malas experiencias previas que derivan en la empresa familiar como refugio. “Cada caso conlleva una serie de problemas adheridos a los estructurales que representan el llamado techo de cristal”, ha señalado la ponente.
“La sombra del padre está siempre presente, más aún en esos casos en los que se retrasa la jubilación demasiado y está con frecuencia en la empresa. Eso retrasa la sucesión y además descoloca a los trabajadores”.
“La mujer al frente de una Empresa Familiar aporta cercanía, empatía, trato conciliador, humanización, trato personalizado a los clientes, lo que se llama liderazgo emocional, algo fundamental en las empresas de hoy día”, destaca Rocío Martínez.