Juan de la Cruz Cárdenas, presidente de Cajamar: “No soy un banquero, soy un bancario que trabaja para servir a los demás”,au
Cuando Juan de la Cruz, acompañado por su padre, entró aquella mañana de febrero del 69 al despacho de Don Juan del Aguila en aquella primera oficina que tenía la Caja Rural en la calle Méndez Nuñez, no podía imaginar que, cuando minutos después regresaba al frío de la calle investido con el cargo de botones, acababa de comenzar una carrera que le habría de llevar, cuarenta y tres años después, a la presidencia de una de las entidades financieras más importantes de España.
Pregunta-No creo equivocarme si supongo que es consciente de que es un presidente atípico.
Respuesta -Eso dicen, sí.
P- Se lo digo porque es una persona cálida, con un perfil tímido, afectuoso, nada ostentoso; y eso cuadra mal con la imagen que se tiene de un banquero.
R- Habría que empezar por aclarar que no soy banquero, soy bancario. El banquero es propietario y aquí trabajamos para servir a los demás. No es tu dinero lo que estás cuidando, sino el dinero de los demás. Eso te hace pensar que tu estilo no puede ser el del capitalista puro, sino que tienes que estar más con la realidad de tus socios y clientes, más cerca de la gente con la que te relacionas.
P-Una gente que considera que, desde que entró con la categoría de botones hasta esta presidencia que ahora ocupa, le ha cambiado la vida pero no su forma de ser.
R- Es mi personalidad, mi carácter. Una persona tímida como yo soy, que parte desde abajo y que solamente con el trabajo ha ido consiguiendo las cosas, no porque las haya buscado, sino porque te han ido cayendo, es lo que ha hecho que no haya alterado mi manera de ser. He seguido siendo Juan de la Cruz, lo mismo que era antes. Considero que el cargo es un papel que tienes que desempeñar y que no tiene por qué condicionar tu carácter, ni tu personalidad, ni tu vida privada.
P- Usted es hijo de un tendero de la calle de las Tiendas.
R- Por desgracia mi padre no era ni tendero, era dependiente de almacén.
P- Tiene que dar vértigo presidir una entidad tan importante en tantos aspectos como Cajamar.
R- Sí, por la responsabilidad que sientes cuando te das cuenta, de verdad, de que por encima de ti no hay nadie más. Uno de mis defectos, uno de mis sufrimientos internos, es el sentido de la responsabilidad. El sentirte ahora al frente absoluto de una entidad como ésta, con más de seis mil empleados, con más de mil trescientas oficinas, con más de un millón de socios que esperan que esta entidad no los abandone y les preste el servicio que necesitan... todas esas responsabilidades con la plantilla, con los clientes, con los socios, te abruman. Pero bueno, como lo he hecho siempre, lo pienso seguir haciendo.
Economía almeriense
P- Cambiemos de argumento. ¿Cómo definiría la situación de la economía almeriense?
R-En general, delicada, pero no más delicada que el resto de España. Y en comparación con la media nacional, nosotros tenemos algún sector, algunos segmentos, que están funcionando bien y algunos otros que, aunque sea a medias, no han caído tanto como en otros sitios.
P- Pues vayamos a ello. Comencemos por la agricultura, ¿ha llegado a su tope máximo?
R- No ha llegado al tope en absoluto. Como agricultura, puede seguir creciendo mucho porque aún hay muchas miles de hectáreas de invernaderos viejos, atrasados. La tecnología ha avanzado una barbaridad y sin necesidad de ir a al modelo holandés de invernadero de cristal, se han puesto en el mercado distintos modelos que permiten una productividad muy superior sin que la inversión s