Que no son buenos tiempos para vender una vivienda es tanto una obviedad como un problema. A los problemas que de por sí supone la crisis económica, se suman las dificultades para conseguir financiación para llevar a cabo la correspondiente compra-venta y, desde hace algún tiempo, el hambre de bancos y cajas por deshacerse de todo el stock de viviendas con el que se han hecho a base de embargos a particulares y de promociones que han financiado y que no han logrado comprador.

Bancos y cajas, convertidos en auténticas inmobiliarias, no sólo están ofreciendo inmuebles a precio de saldo en muchos casos, sino que están interfiriendo en la compra-venta entre particulares, aprovechando la necesidad de financiación de la mayoría de los compradores.

No es difícil encontrarse casos como el de M. C. -quien prefiere no ser identificado-. Tenía su piso en venta y después de meses logró unos compradores. Cerraron el acuerdo y los compradores se dirigieron a una entidad de crédito para pedir el correspondiente préstamo hipotecario. Fue entonces cuando entró en juego la maquinaria: el banco les ofreció una vivienda más o menos similar a la que habían decidido comprar a un precio algo menor y con un préstamo hipotecario del 100% del precio de la vivienda. Así que el vendedor que por fin había logrado en teoría vender su inmueble vio cómo perdía la oportunidad, cuando sus potenciales compradores le contaban lo que había sucedido al ir a solicitar su hipoteca.

A las agresivas campañas de bancos y cajas para lograr sacarse de encima el stock de viviendas, con precios más accesibles y condiciones de financiación inmejorables a tipos de interés accesibles, se han sumado ahora prácticas que dificultan a los particulares cerrar sus operaciones con otros particulares.

También a las inmobiliarias

Las entidades de crédito se han convertido en auténticas inmobiliarias y también estas están padeciendo el ‘poder’ de quienes tienen la facultad de dar financiación. No son pocas las inmobiliarias que también han visto cómo sus clientes les decían adiós después de haberse acercado a un banco o una caja buscando una hipoteca para comprar la vivienda de la inmobiliaria y han salido con una hipoteca bajo el brazo para adquirir una vivienda propiedad del banco o la caja en cuestión.

Las entidades de crédito juegan con ventaja. Pueden ofrecer, y de hecho ofrecen, la financiación del 100 por cien del inmueble para los que ellas mismas venden, unas facilidades que no están al alcance de la mayoría de las agencias inmobiliarias y, por supuesto, a las que no pueden aspirar los particulares, para quienes vender sus inmuebles se ha convertido en el ‘más difícil todavía’.