“Los hechos siempre por delante”, como nos decía en clase nuestra profesora de redacción periodística cuando quería abreviar con lo del esquema piramidal y las cinco preguntas clave antes de escribir una noticia. Y allá que van los datos. Septiembre de 2013. La presidenta de la Junta de Andalucía concede una entrevista a LA VOZ para intentar acallar el sonoro malestar que había provocado la ausencia de almerienses en su primer Consejo de Gobierno. El mensaje-pomada recetado por doña Susana sirvió para acuñar un jugoso titular de portada: “Me siento muy unida a los intereses de Almería” (sic.) Y lo decía con un ayuntamiento en escombro prolongado, un hospital que sólo tenía una primera piedra, autovías en el aire y una volátil fauna de loros administrativos con numerosas empresas y consorcios almerienses. Vamos, lo mismo que sigue teniendo ahora. Pero ahí estaba ella poniendo carita de Esperanza trianera y abriéndose el pecho para que viéramos su corazón atravesado por las dagas del amor no correspondido por Almería. Pura estampita para los devotos. Noviembre 2015. Ramón Fernández-Pacheco, el nuevo Alcalde de Almería -esa ciudad con cuyos intereses se siente tan unida- le envía una carta nada más llegar a la alcaldía pidiendo una entrevista en Sevilla para avanzar en la solución de los asuntos pendientes entre Junta y Ayuntamiento. Tengo esa carta ante mí. En ella se dice: “El interés común que ambos compartimos por ofrecer respuestas y dar soluciones a las necesidades del conjunto de la sociedad almeriense me anima a pensar que el encuentro se producirá en el menor plazo de tiempo posible.” Enero 2016. Desde que envió esa carta, el Alcalde ya ha podido reunirse con la Ministra de Trabajo, con el Delegado del Gobierno y con el Presidente de Murcia. Mientras tanto, la señora Díaz –uña y carne de Almería- no ha tenido tiempo de dignarse a responder la carta. Hasta aquí los hechos. Y ahora ustedes opinen.