La Voz de Almeria

Opinión

Todo lo que necesitas es amor

"Ahora entiendo la sinrazón del estado islámico cuando no solo atacan personas, sino lo que huela a cultura"

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El mundo gira, pero muchas veces se detiene abofeteándonos. Todo se paraliza y lo que era ayer, hoy no tiene sentido. El viernes 13 el dolor se hacía patente en París, golpeaba muy duro, siempre es así. “El horror”, esa palabra que el

coronel Kurtz

(

Marlon Brando

) entre sombras y después de una disertación  usurraba, y se repetía a sí mismo ante la mirada de un

Martin Sheen

(

capitán Willard

) incrédulo, fascinado, absorto y borracho de muerte.


La vida a todos nos para más de una vez, como el reloj cuando agota su pila. Me hace mucha gracia ese término acuñado por estos alocados Ebro arriba, que han pasado a segunda fila en los noticiarios: “la desconexión”. ¿No se han parado a pensar que cuando algo se desconecta y agota su batería se muere? Pues eso, están tan sumidos en su zumbido y alharaca que los tiene en su colmena alborotados... Los humanos tenemos asignada una cuota de dolor, de la que ni el apuntador se va a escapar. Es por eso lo del carpe diem, que la civilización romana acuñó para seguir a pies juntillas. Roma inventó casi todo, lo que vino después o se defenestró, o lo perfeccionó el género humano. La antigua Lutetia Parisii comenzó su horror en el instante en que una sala de conciertos llamada Bataclán, fue tiroteada con un balance  de unos 80 muertos, entre otros sitios más... A esa hora yo me hallaba cerrando una semana de ensueño, de bajada de estación, no por algo doloroso, todo lo contrario. Contemplaba el canto de Dayna Kurtz (curioso apellido), un diamante para cuarenta personas. Mi mundo giró antes de ese instante alrededor de un grupo de escritores de canciones enclaustrados en un particular sancta santorum con  nombre aristocrático: La Marquesa. No era un retiro espiritual, aunque ya se sabe que la música es el lenguaje del alma y algo de eso hay cuando dialogas contigo mismo a golpe de verso y tríadas, buscando armonizar tu mapa de sonidos. Nietzsche acuñó aquello de que “sin música, la vida sería un error”. Ahora entiendo la sinrazón del estado islámico cuando no solo atacan personas, sino lo que huela a cultura; y cómo también los talibanes en Afganistán tenían prohibida la música, vaya que estimulara a sus hordas y acabaran en pos de un mundo mejor afinando la canción que en plena revolución los franceses acuñaron como himno. Sí, ese que emociona tanto o más que el tuyo cuando lo oyes, por lo que significa. Ese que abre aquella canción de Lennon, cuando los cuatro de Liverpool lanzaban el mejor mensaje que acuñaron: All you need is love. La realidad golpea hoy de nuevo, alrededor, pero eso aceite de otra almazara, vino de otro lagar...


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