Valga el título de este breve artículo como propuesta y justa reivindicación de lo que anuncia. ¿Para cuándo un museo Carmen Pinteño?

No he de cansar a los lectores relatando las evidencias que conocemos, o deberíamos conocer, sobre la excelencia de la creación pictórica de esta gran artista que ha traspasado fronteras. Las cosas importantes lo son por sí mismas y no necesitan que nos perdamos en un mar de explicaciones.

Se suele decir que “tenemos lo que merecemos”. Suscribo cada una de las palabras de esta frase en su mejor sentido: la sociedad almeriense, las generaciones actuales y las venideras merecen disponer de una exposición permanente de la obra inmensa y extraordinaria de Carmen Pinteño; conocerla, contemplarla y difundirla; mostrar así el orgullo de poseer en nuestra ciudad una colección de esta categoría, reclamo enriquecedor de nuestro Patrimonio Cultural.

Con demasiada frecuencia, hemos de lamentar que la Cultura, que tanto dignifica a los pueblos, sea ignorada, cuando no maltratada. A lo largo del tiempo han sido muchos los hombres y mujeres que han llenado de lustre el nombre de nuestros pueblos y en no pocas ocasiones han recibido como premio el olvido y la ingratitud de sus habitantes y de sus autoridades.

A todos nos concierne, en mayor o menor medida, especialmente a aquellos que realmente pueden llevarlo a cabo, la responsabilidad de que esto no ocurra con el legado de Carmen Pinteño.

Hemos de celebrar la reciente apertura de la Casa de José Ángel Valente y la Casa de Doña Pakita. Dos lugares emblemáticos a disposición de los ciudadanos.

Carmen Pinteño cuenta con dos mil obras dignas del mejor reconocimiento y destino. Es la gran creación de toda una vida dedicada a plasmar imágenes de personajes, costumbres, lugares e historias plenas de color y de realismo, especialmente de nuestro mundo más cercano.

Y ya se sabe, “Obras son amores”.