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“Hoy por hoy la esclavitud tiene otro nombre: se llama la muerte en patera”

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No habíamos acostumbrado a comentar el fenómeno de la esclavitud como si fuera una tragedia social que solo pudo ocurrir en los siglos XVI y XVII. Parecía, pues, un tema histórico para lucimiento profesoral delante de una pizarra académica. A nuestro alrededor se producían noticias de barcos negreros que terminaban, no raras veces, con su carga en el mar. Melilla, Almería, Sicilia, islas italianas: vean los periódicos. El luto no es de hoy. Hace tiempo que la tragedia del Mediterráneo escandalizaba a los corazones más sensibles. Sin embargo, la comunidad europea, metida hasta las cejas en el tártago de arreglar la crisis, no tenía tiempo para mirar lo que estaba ocurriendo. Pero todo es capaz de empeorar. Hoy por hoy la esclavitud tiene otro nombre: se llama la muerte en patera. No sirve de mucho recordar la carta de los Derechos Humanos ni la facultad de todo ser humano a buscarse el sustento allá donde pueda. Entre las mafias explotadoras que te exigen un dineral para acceder al barco / sepulcro y luego la repulsión de las leyes de acogida, en los puertos de llegada, millares de seres que se ahogan, entre ellos mujeres y niños. Quien no se escandalice con este flujo y reflujo de cadáveres es que tiene el corazón como el capitán negrero. Por fin Alemania y Reino Unido parecen implicarse en la política migratoria bajo la responsabilidad de salvar vidas. Hoy mismo se reúnen los Jefes de Gobierno de la UE para ponerle freno a estos cargueros de la muerte , como dice Cameron. Las medidas de contención adoptadas por España e Italia está claro que no son suficientes. Se necesita más coordinación y más dinero para vigilancia de las costas si queremos salvar vidas humanas. Dejarlo todo en manos de ONGs y de asociaciones piadosas no arregla el asunto a pesar de la buena voluntad de los colaboradores. Matteo Renzi habla de adelantarse incluso y destruir los barcos de los traficantes antes de que puedan ser usados. Topamos aquí con uno de esos problemas de doble vertiente que no sabemos si tendrá encaje legal en el derecho internacional. De todas maneras hay que aplaudir que la UE tome cartas en el asunto como paso previo a la solución de esta nueva esclavitud invasora.


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