La Voz de Almeria

Opinión

Publicado por

Creado:

Actualizado:

A un murciano hablarle de lluvias y de avenidas incontroladas es removerle la memoria infantil cuando el Río Segura era la fuente de nuestra vida pero también el pavor de la muerte. Es lo que me pasa a mí en este momento en que llueve en Murcia, llueve en Almería y en casi toda España. Recuerdo que en el pueblo, en una riada famosa que hizo historia por sus pérdidas económicas y desgracias personales, unos furibundos fascistas tuvieron el valor de llamarla “bendita” porque trajo a Franco. Así rezaba la pancarta que dio la vuelta al mundo. Estos percances meteorológicos solían suceder en septiembre coincidiendo con la Feria, lo cual era aún más trágico, porque con harta frecuencia las trombas de agua arrastraban las casetas y todo lo que se pusiera delante. Los almerienses también saben algo de estas cíclicas desgracias. Digo cíclicas porque en aquel tiempo faltaban pantanos a pesar de la política de embalses tan cacareada por los voceros del régimen. Muchas de estas carencias han sido solucionadas, no cabe duda, pero ahora sufrimos otra maldición bíblica: es la llamada gota fría a la que la Agencia de Meteorología suele avisar con la llamada alerta amarilla. En esto de las precipitaciones suele tener lugar un debate de gran altura y es saber si es cierto eso del cambio climático. Los ochenta científicos de otras tantas naciones que acaban de reunirse en Nueva York parece que lo tienen claro. La gota fría es un embolsamiento de aire frío en las capas altas de la atmósfera que al chocar con el vapor que sube por el calentamiento de la Tierra produce una descarga súbita como si lloviera en pocos segundos todo lo que suele caer en un año. Claro, aquí ya no valen riberas ni aliviaderos porque no hay quien detenga el agua torrencial. Ésta es la razón de que veamos la tormenta en los garajes y en las casas donde la tormenta no pasó nunca del portal. Los que saben advierten a la población que hay poner freno al CO2 pero éste es un aviso que la mayoría de la gente no entiende aunque aumenten las sequías y suba el nivel del mar amenazando el chalet de la playa. Esa es otra. Desde Cataluña hasta Huelva aquí se construyó arrogantemente sin contar con el mar. Yo pediría a nuestros alcaldes que repasaran los imbornales, las cañerías de los edificios y las calles sucias por si llega el diluvio sin avisar.


tracking