Primero, la prima
A pesar de la brutalidad de la reflexión, no se despeinó al pronunciar cada letra
Entre clarines y trompetas resuena la fanfarria que ha orquestado el Partido Popular para proclamar a los cuatro vientos que ha llegado el final de la crisis. Incluso uno de sus dirigentes, Esteban González Pons, ha querido llegar un poco más allá –el vicesecretario general de Estudios y Programas del Partido Popular siempre se empina un poco más que el resto- y ha concluido que “una vez salvada la prima de riesgo tenemos que dedicar todos los esfuerzos a salvar a las personas”. La cosa fue así de literal y el personaje en cuestión aparecía circunspecto e impecablemente peinado.
Lo que quiero decir es que a pesar de la brutalidad de la reflexión, no se despeinó al pronunciar cada letra. Formó las sílabas y después las palabras; las masticó y siguió hablando sin tragarse la vergüenza hasta concluir la frase completa, manteniendo el gesto mientras la sala se decidía a aplaudir después de sobreponerse al desconcierto.
En cualquier caso, me da que para algunas personas igual este Gobierno va un poco tarde. Lo digo más que nada porque quien no ha recibido una beca y ha dejado de estudiar, lo mismo el rescate le pilla poniendo copas en una playa de Mykonos. Tampoco lo tiene que ver muy claro al que le han dado una patada en el culo y lo han despedido por una miseria gracias a la reforma laboral, o al que sin tener donde caerse muerto le han estado obligando a repagar parte de las medicinas o a dejar de tomar algunas porque no le llega la pensión.
Y en esas, nuestro imaginario joven emigrado a la isla de Mykonos, al que en tres meses el Gobierno le quitará la tarjeta sanitaria, también recordaría a González Pons por otra frase igual de memorable que tendría mucho que ver son su actual situación en Grecia: “No podemos decir que trabajar en la UE es trabajar fuera”; o por aquella otra de antes de las elecciones generales: “Aspiramos a crear 3,5 millones de empleos”. Ay, la hemeroteca…