La Voz de Almeria

Opinión

Mal año para las utopías

“Todos los partidos conservadores del mundo se han lanzado como locos a salvar al sistema capitalista”

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A lo largo de la historia de los hombres hemos ido conociendo  diversos proyectos de sistemas sociales la mar de seductores para la gente que luego resultaron imposibles y no poco quiméricos. Desde Platón al ocupador de fincas Sánchez Carrillo, pasando por Tomás Moro y Campanella, podemos decir que el proceso no se ha detenido.


Aquí también entrarían  Furier,  Saint-Simón y Owen, tres imaginativos que no en vano fueron definidos como socialistas utópicos. De los grandes  relatos que nos van quedando está en primer lugar el cristianismo, que no representa exactamente  una utopía, pero al trasladar la consumación de la esperanza más allá de este mundo deja la felicidad en suspenso hasta después de la muerte. Es lo que menos me gusta de los cristianos, aunque siempre se ha dicho que una fe sin obras no sirve para nada y por consiguiente aquí residiría la virtud del refrán a Dios rogando y con el mazo dando. Peor lo   pasa  sin embargo  el otro gran relato del siglo pasado, me refiero al  marxismo, sueño y esperanza redentora de miles de  intelectuales que tras pregonar las excelencias del paraíso soviético conocieron el infierno del Archipiélago Gulag.  Muchas son las razones que podrían explicar el fracaso del socialcomunismo pero una no  podemos perderla de vista y es la competencia, con todos los instrumentos de propaganda que ello lleva consigo, del vigente y planetario sistema capitalista. Un sistema que ahora padece una de sus  cíclicas crisis profundas. Por algo todos los partidos conservadores del mundo se han lanzado com0 locos a salvarlo a costa de los sacrificios de los económicamente débiles  y dejando por otro lado que se vayan de rositas los auténticos  culpables. A estas alturas ya parece tonto esperar algo de las utopías. El mundo progresa  y los grandes héroes de nuestro tiempo ya no son los caudillos, ni siquiera los profetas, sino aquellos que no renuncian a la racionalidad de la ciencia y cultura creativa. Se han cargado el Estado del Bienestar. Van a por el despido libre y a un  mundo cada día más clasista. Como tienen  miedo ante el avance de la protesta, se protegen con toda clase de medios coercitivos, desde el policía nacional al vigilante privado. Atención a la calle.


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