A estas alturas del partido, cualquier español medio ilustrado sabe ya que la campaña aniquiladora montada por el PP para hacerse con el poder se sustanciaba en echarle todos los cristos a Zapatero. La crisis era más bien del sistema; imposible por tanto que un solo hombre pudiese encarnar el mal universal. Terrible “dilema”. El político leonés vivió la amarga disyuntiva de tener que renunciar a su programa levemente socialdemócrata o quedarse sin ayuda crediticia. La recién descubierta carta de Monsieur Trichet lo dice casi todo. Sus duras consecuencia las padecen ahora las clases más bajas. A mi corto entender soportamos una crisis cuya etiología es muy difícil describir ; por eso no damos rápido con los remedios. Se ha dicho que la globalización ha sido decisiva y siendo así que no existe otro sistema vigente después de la caída del Telón de Acero, debemos concluir que la crisis es esencialmente capitalista. Sin embargo para la derecha en el Gobierno no parece que sea un problema de conciencia abandonar de golpe el programa electoral y abrazarse al oso de una política ultraliberal que recorta salarios, alienta del despido libre y admite contratos de un año que le salen gratis al empleador-. En fin, todo sea para favorecer al capital. Los sacrificios más bien para el trabajo en nombre del ajuste de cuentas. Como ven el titulo de esta nota habla de lo que pudo ser y no fue. No estoy de acuerdo con Zapatero cuando explica el cambio de su política económica y su precipitada reforma de la Constitución porque no pudo hacer otra cosa. Quizá debió mirar al pasado y tomar enseñanzas de lo que hizo en circunstancias semejantes del economista inglés John Maynard Keynes ( l883- l946), introducir el dinero como activo financiero, revitalizar la política monetaria como instrumento para el crecimiento, y sobre todo aumentar la inversión pública para crear empleo. Con una política socialdemócrata es posible que el PSOE no hubiera perdido la credibilidad de su base electoral y probablemente ahora no le costaría tanto remontar. Hay además una falacia en el aire muy bien urdida por la derecha y es que debemos crear riqueza primero y luego repartirla. Ojo con esto porque hay quien dice que aquí no se creará empleo hasta el año 2033. Para ese tiempo quizá los ricos serán más ricos y los pobres más pobres.