Esto es una broma, con perdón
Esto es una broma, con perdón
A la vista del malestar que ha creado la falta de un consejero almeriense, lo aconsejable sería crear la autonomía uniprovincial, y en su caso, unirnos a Murcia. No veo otra forma de curar la dolorosa herida de la burguesía almeriense que no desea pertenecer a Andalucía cuando intuye sin datos que están amenazados sus intereses.
Para empezar habría que confeccionar otra bandera, otro himno (el fandanguillo de Almería ya no vale, obviamente, lleva dentro un gen andalucista), un parlamento, unos tribunales, una policía autonómica y desde luego otra Junta en cuyas conserjerías estén reflejados todos los pueblos y villas desde Almería a Pulpí. Habría también que crear, para que no faltase nada, el Día de la Díada, una especie de romería hacia la cueva prehistórica del Indalo que conmemore nuestra histórica separación sevillana. Necesitaríamos, como no puede ser de otra manera, un nuevo Canal Sur para difundir nuestros más acendrados valores antropológicos, religiosos, políticos, sociales y culturales. Admitiendo el hecho de que gozamos de un habla propia, híbrido de murcianismos y demás arrastres de levante, lo que cumple es crear una Academia de la lengua que limpie, fije y dé esplendor a los distintos dialectos cantonales de la región almeriense.
Entrando ya de lleno en el punto de vista político, una autonomía uniprovincial no luce sin abrirse alguna embajada en el extranjero. No quiero imaginar quién podría ser nuestro embajador más indicado. De ahora en adelante deben quedar prohibidas las escuelas de sevillanas. En la próxima feria solo se cantarán cantes mineros del Ciego de Cabo Gata o del Chico de la Fragua. Hoy se da la coincidencia de que está por aquí la presidenta Susana Díaz. Viene haciendo concesiones y nombrando un nuevo secretario general de Agricultura para aplacar un poco a Asempal y la Cámara de Comercio. Espero que la reunión sea cordial y no salga a relucir el verdadero origen del Guadalquivir, cuestión que tendrá que dirimir algún día la consejera Víboras, ¡también el nombrecito se las trae! En fin, ustedes perdonen esta confesión que nadie me ha pedido, pero es que últimamente voy tan poco al circo…