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Opinión

Las cuentas del ayuntamiento de las más saneadas de Andalucía

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Si las cuentas del ayuntamiento de la capital están tan saneadas como nos dicen y aseguran desde el equipo de gobierno, con el plauso de la Cámara de Cuentas, ¿por qué doña Adela Abad, responsable del área de la hacienda municipal con el permiso de don Pablo Venzal, no devuelve lo cobrado indebidamente en el Ibi a los almerienses?  Sólo lo urgente, he leído que va a devolver. Qué significa eso de que sólo se va a devolver lo urgente. ¿Y la parte que no es urgente, cuando la va a cobrar el pagano? Pónganse a la cola, ya le tocará algún día. Eso si no ha prescrito ya, porque entonces, querido ciudadano, ha perdido usted el viaje, si es que ha decidido darse una vuelta por la casa consistorial y pedirle a doña Adela la devolución de lo mal cobrado.


¿Por qué les cuesta tanto a los políticos ser más transparentes en sus declaraciones? Cuando habla un político se puede entender una cosa, la contraria y hasta una tercera. Son unos artistas de la palabra. No se pillan los dedos.


Presume el consistorio de que paga a los “setenta y un día” a los proveedores. Tampoco es que sea tan buen pagador, oiga. Estamos hablando de más de dos meses después de haber recibido un servicio, si a usted se le ocurre pasarse un día en el pago de un recibo le endosa la señora Abad un veinte por ciento de recargo. Legal, cierto, pero no debería ser lo mismo para la administración. Si hay recargo para el ciudadano no entiendo que no ocurra lo mismo con el ayuntamiento.


Cierta mañana se levanta uno y lee que Luis Rogelio Rodríguez, el alcalde de la capital y senador del reino, ha dicho en rueda de prensa que se va a devolver el Ibi a todos los que se les haya cobrado de más. ¡Bien! Dos modalidades se ofrecen: “Hacerlo ahora o de oficio en el recibo del año que viene”. La sorpresa de la noticia, que lo hace sin la presencia de doña Adela, que la señora Abad se ha esfumado, que se ha comido el marrón, ha aguantado el chaparrón ciudadano, se ha llevado la bronca y al final aparece el patrón diciendo todo lo contrario de lo que se le ha obligado  a decir a la responsable del área de hacienda municipal. Lo siento por doña Adela, pero no la ha dejado muy bien parada su jefe. La política tiene estas cosas, el bueno de la película siempre tiene que ser él.


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