¿Salvarán los funcionarios a los políticos de las facturas falsas?
¿Salvarán los funcionarios a los políticos de las facturas falsas?
Todo apunta, por lo que se va conociendo sobre el juicio de las facturas falsas de Diputación, que los políticos no se van a poder lavar las manos ante lo que estaba ocurriendo en el Patronato de Turismo con las dichosas y falsas facturas.
Pilatos, que sois unos Pilatos. El empresario de la agencia y la secretaria-funcionaria del Patronato, ¿pagarán los platos rotos de una nefanda gestión política llevada durante años en la institución provincial?
La estrategia de la defensa era muy clara: Ellos confiaban en los funcionarios. Ellos firmaban lo que les ponían, aunque en ello les pudiera ir una temporada en el afamado Acebuche.
¿Se cerrará el caso de las facturas con un triunfo de la confianza del político sobre el funcionario? La imputación de algunas esposas de políticos y de estos, nos lleva a pensar que no se van a salir con la suya.
Con todo y ante el intento del político ya sabe lo que le espera a partir de este momento al trabajador, que le dejarán con las vergüenzas al aire sus jefes políticos cuando vean peligrar sus cuellos: Yo (dirá al que le toque la china de la explicación, con cara de no haber roto un plato) firmaba lo que me ponían delante, sin preguntar, ante la confianza que tengo en los grandes trabajadores de esta casa. Le faltará decir lo de santa casa, pero algo parecido saldrá de su boca.
Así se escriben las historias entre políticos y funcionarios. Pero los segundos no se pueden llamar a engaños, los que llevan años entre los que cada cuatro aparecen y desaparecen de sus despachos, saben de sus comportamientos con el personal.
Me cuesta trabajo creer (tras más de treinta tacos de almanaque cerca de ellos) que han firmado en barbecho todo lo que les ponían delante los funcionarios en lo tocante a la economía.
Con lo celosos que son estos Pilatos para los dineros que reparten, como para que se les escape un euro sin saber si el destinatario es amigo, compañero o enemigo. Eso no se lo creen ni harticos de pan los pobres míos, pero intentarán que nosotros sí nos lo creamos.
La defensa a los políticos se les ha complicado un poco, me cuentan, ahora a esperar a que la justicia siga su curso y ponga a cada uno, político o funcionario, en su sitio.