Un amigo extranjero me pide información sobre Bárcenas. Debe ser la Marca España vista del revés.  Verdaderamente yo no estoy ahora para grandes informes ni dispongo de espacio. Así que me limitaré a una pequeña  síntesis de lo leído en la prensa. Antes de que aparecieran los archivos contables de Gürtel, el extesorero era un marchante de arte que viajaba al extranjero a hacer alpinismo y otros ocios caros. Por él mismo supimos que tenía 38 millones de euros en un banco de Suiza. Cuando El País publica los folios de la contabilidad  B la gente se pone en guardia sobre la legalidad de tanta pasta acumulada. Los nombres citados, altos cargos y ejecutivos del PP, se cierran en banda y niegan que hayan recibido sobresueldos de la mano del extesorero. Es más, afirman rotundamente que Bárcenas ya no pertenece al partido cuando la verdad era que aún seguía disponiendo de un despacho  en Génova.  Consultados los grafólogos y algún que otro testigo que asegura haber visto los papeles,  prospera la tesis de que los asentamientos son obra del propio Bárcenas. El PP cambia de táctica. Ahora la mayoría de los citados reconocen que los sobresueldos pertenecen a gastos de representación y que todos ellos fueron declarados a Hacienda. No se olvide, tal como se dijo en su día, que Bárcenas forzó la máquina de sus anotaciones para presionar al PP y que éste le defendiera ante la justicia. Hace pocos días hemos sabido la noticia de las buenas  relaciones entre Bárcenas y Correa, origen de la mafia que se encargaba de sobornar a políticos, empresarios y otras raleas. El Presidente del Gobierno acaba de visitar la comunidad valenciana animando a los populares a que  luchen contra la corrupción sin nombrar a seis dirigentes implicados que tenía delante. ¿Quieren saber lo último? La Audiencia Nacional acaba de expulsar de la instrucción al PP bajo la sospecha de querer trabajar para Bárcenas.