Muñiz se ha quedado a gusto
Muñiz se ha quedado a gusto
¿Qué se le ha quedado a gusto a doña María, el alma, el cuerpo, o su orgullo político? No estaría de más que la señora Muñiz hiciera luz en nuestro pobre conocimiento, pues nos hacemos cruces los ciudadanos ante qué parte de su cuerpo o de su alma se ha quedado a gusto tras su estancia y soliloquio con Jorge Quesada, superintendente de la policía local. No es lo mismo el “gustito” en el cuerpo que en el alma. El del alma será más sublime, no lo niego, pero el del cuerpo es más placentero. Cuando ese “gustito” te recorre las fibras más íntimas de todo tu ser es como si te desbordaras en una catarata de placer. ¿Algo así ha sentido doña María cuando nos dice que tras platicar con el señor Quesada se ha quedado a gusto? Pues me alegro por ella. No es fácil hoy día y a nuestras edades encontrar momentos que nos dejen tan “a gusto” como parece se ha quedado la señora concejala. Don Jorge no nos ha dicho nada sobre su goce. ¿Salió tan satisfecho de la charla? ¿Se quedó tan a gusto como dice le sucedió a su compañera de partido y concejala? No me digan que no es hermosa la vida que consigue que dos personas que hasta ayer estaban enfrentadas a muerte, tras un rato de relación, se han quedado a gusto. Claro que también podría ser que la edil le ha cantado las cuarenta a Jorge, entre ellas lo ha amenazado de que puede ser relevado en el cargo y éste se ha tragado la reprimenda, ha agachado la cabeza y ha aceptado el poder omnímodo de doña María. Se ha quedado a gusto la concejala, pero el poder no da la razón. Habrá ganado usted, nadie lo duda, habrá gritado más, estoy seguro, pero no tiene toda la verdad.