Aberrante
Aberrante
Así calificó el juez Elpidio-José Silvia, la conducta de Miguel Blesa, en una resolución que mandó al expresidente de Caja Madrid a la cárcel de Soto de Real. Allí sólo ha estado una noche tras abonar una fianza de 2,5 millones de Euros, que sus familiares reunieron en unas pocas horas.
La palabra aberrante tiene una sonoridad de calado apocalíptico y animal, es un término bestia y un mal atributo para dedicárselo a un humano, mucho menos cuando el humano en cuestión ha sido hasta hace no tanto el presidente de una de las entidades financieras más importantes de este país, un buen amigo del poder y de sus entresijos más exquisitos y desconocidos.
La compra del City National Bank of Florida, en el año 2008 y en la que el Sr. Blesa puso un especial empeño, despreció todas las cautelas que una operación financiera de alto riesgo exigía, ignoró los diagnósticos pésimos que el Departamento del Tesoro estadounidense ofrecía sobre la debilidad general de ese banco y pese a ello, pagó un sobreprecio por adquirir las ruinas aun humeantes de los fracasos financieros que la entidad de Florida había acumulado durante años de mala gestión.
Toda esta ausencia de una lógica básica, esa disposición antinatural de invertir con una garantía anticipada de pérdidas, tiene un nombre: aberración. La aberración es una discontinuidad o un cese prolongado del factor normalidad en las acciones humanas. Más censurable y preocupante en aquellos, que por sus responsabilidades o los cargos que ocupan se les presume sensatez y la debida ponderación en sus decisiones, que trascienden de su esfera personal e inciden en las vidas de quienes les confiaron su hacienda o el gobierno de sus cosas, con la esperanza no ya tanto de la honradez y si al menor de una normalidad, esa que te permite pensar, sin signo alguno de inquietud, que nunca el presidente de una caja de ahorros, tendrá un delirio, un momento de enajenación mental que le haga tirar más de mil millones de euros a una trituradora de papel moneda, como finalmente ocurrió con la compra del National Bank of Florida.
Burló los controles
El auto del juez Elpidio, dice también que Blesa burló los controles institucionales fraccionando el pago, es para reírse de la calidad y el rigor institucional español, raya la desasosegante cualidad de lo aberrante. Aunque para mí lo más aberrante de toda esta historia es que el señor Blesa solo pasara una noche a la sombra de los barrotes.