La Voz de Almeria

Opinión

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Eso de que la realidad te estropee una denuncia es un fastidio que puede remediarse fácilmente: basta con ajustar la realidad al hueco que proponen nuestros deseos. Y, ¡ale-hop! si para ello hay que limitarse a mirar las cosas de lejos o tocar de oído no importa mucho, porque al patio de butacas le gusta más el estrépito que la monocorde y aburrida realidad. Y la realidad de la denuncia que hace el grupo municipal de IU acerca de un piano “desaparecido” o entregado graciosamente al beneficio y aprovechamiento de manos privadas, es bastante menos melodramática que la que relata el portavoz de esta coalición, don Rafael Esteban. Pero el piano no estaba perdido, ni expropiado temporalmente. Y es que un piano municipal esté, como efectivamente está, en la Escuela Municipal de Música para su empleo en los conciertos y actividades municipales, es más soso que dos horas seguidas haciendo escalas. Por lo tanto conviene animar el tono de la denuncia añadiendo -desde el desconocimiento o la mala intención- la incertidumbre dramática de una “desaparición”, obviando así lo que cualquier concejal (y más aún si se ha sido antes concejal de Cultura) puede saber al instante levantando un teléfono.  Pero dar con la tecla aquí no es reparar sagazmente en la ausencia de un piano de cola, instrumento que al estar dotado de gran aparatosidad escénica deja forzosamente un hueco visible cada vez que se mueve. Lo extraordinario es, por ejemplo, no reparar durante mes y medio en la ausencia de una concejal, única compañera de grupo, que prolonga indebidamente sus vacaciones, sin preguntarse por su paradero. Misterios sin resolver.


tracking