El fracaso de la Expo-Agro
El fracaso de la Expo-Agro
El presidente de la Cámara de Comercio, don Diego Cano, ha reconocido que la feria agrícola por ellos organizada durante más de veinte años viene teniendo problemas en sus últimas ediciones. No nos alegran los fracasos de la Expo, pero los hemos venido apuntando año tras año en esta esquina de La Voz, sin que nadie tomara cartas en un intento de solucionarlos. Reconocer ahora los errores y los fracasos como hace don Diego no está mal. Es el mejor síntoma para intentar repararlos. Más sabe el diablo por viejo. El alcalde roquetero y el dinero que pueda aportar el presidente de la Diputación es la única esperanza que le queda a la Cámara para intentar frenar la caída libre en que se encuentra la feria. Hay que hacerla más cercana al agricultor, dice Gabriel Amat. Se ha profesionalizado demasiado. Si acierta el señor Amat en el diagnóstico y el plan entre Cámara y Diputación se pone en marcha para acabar con la enfermedad, lo mismo son capaces de sacar adelante el evento. Que así sea. Pero no lo tienen fácil, y son conscientes de ello. Fuimos los primeros y únicos en el país y se ha dilapidado con demasiada alegría los primeros y grandes triunfos. Somos una tierra capaz de levantar lo más grande y también de dejarlo caer a la primera de cambio. Esperemos que el remedio no le llegue demasiado tarde. Desde las distintas direcciones que han pasado por la feria no se ha tomado ninguna medida, cuando se era consciente del descalabro que se estaba empezando a vivir edición tras edición. El empeño seguía siendo el de llenar “el palomar” de la manera que fuera, y así le ha ido a la Expo.