La Voz de Almeria

Opinión

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Con independencia de que los llamemos recortes o ajustes según nos caiga de bien o mal el promotor de la medida, en lo que todos parecemos estar de acuerdo es en que algo hay que hacer para salir de la actual crisis. Reducir gastos es, sin duda, un paso obligado en una situación que pretende ajustarnos el cinturón para evitar que vengan a ajustarnos una soga. Ahora bien, el problema viene cuando se trata de decidir qué o dónde se recorta o ajusta, porque en cuanto se anuncia una medida de contención saltan chispas. Y es que da la sensación de que todos entendemos el ajuste o recorte como una medida necesaria que ha de ser aplicada sobre los demás. Que recorten a otros, vamos. Y claro, a ver quién le pone el cascabel al gatazo del déficit si no hay sector, gremio, colectivo o agrupación profesional que no anuncie el Apocalipsis o el Fin de los Días si las medidas previstas les afectan directamente. Al margen de que resulta especialmente chocante ver que los que más protestan son los responsables directísimos del estado de postración económica en el que nos encontramos, (puede que él haya perdido la memoria, pero creo recordar que el señor Rubalcaba estuvo en los inolvidables gobiernos de Zapatero) ya me dirán ustedes qué hacemos si, como ha dicho Rajoy, "no hay dinero para pagar los servicios públicos". ¿Lo pintamos? Bueno, pues parece que el personal no ha acabado de comprender la sencilla frase. Y usted no me mire de esa manera, que los recortes, ajustes o lambreazos vienen afectando al sector periodístico desde mucho antes que nos tomaran el pelo diciendo que nuestra economía estaba jugando en la champions.

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