Coincidiendo con estos días de concesiones al jalogüinismo, el jugador de la UD. Almería, Fidel Chaves, ha dicho en una rueda de prensa que en el equipo están empezando a ver los fantasmas del año pasado. Recuerden que la temporada pasada resultó especialmente aciaga y que estuvimos metidos en descenso prácticamente todo el año, salvándonos en el descuento. Pero eso ya no importa, pues debemos centrarnos en la presente temporada, en la que volvemos a estar amenazados con  la precipitada pendiente que conduce a ese bidé lleno de pirañas que es la 2ºB. El caso es que nuestro querido equipo tiene acreditada una inquietante tendencia hacia lo paranormal y misterioso. Y es que nadie se explica qué demonios puede estar pasando como para que el prometedor inicio de temporada (con una plantilla más equilibrada, un técnico competente y una estructura de club más solvente) se haya truncado en una catastrófica sucesión de calamidades e infortunios. Y ahora que volvemos a estar tocando a la puerta de la zona descenso, a los jugadores se les están empezando a aparecer los mismos fantasmas del pasado, igual que a los centinelas del castillo de Elsinor se les materializaba el espectro del padre de Hamlet paseando por las almenas. Repasen la escena inicial del primer acto. Pero no debemos extrañarnos de que el club esté envuelto en el sobresalto y el sortilegio, habida cuenta de que su propio presidente, Alfonso García, no recela de acudir a adivinadoras y nigromantes para intentar desvelar los pronósticos de esta peripecia futbolística en la que lleva metido ya tantos años, siempre con la calavera en la mano dudando entre ser o no ser presidente. Y esa es la cuestión. Un año más, García medita si sacar o no la espada mientras intenta ver una alineación de confianza en lo que ahora parece el desfile de la Santa Compaña. Pero tranquilos, que aún queda mucha obra.