Que nunca te falte la luz en la eternidad, querida Madre
Isabel Soriano Túnez 1935-2025

Isabel Soriano Túnez.
Despierta la primavera perezosa y lenta en el atardecer adormecido del horizonte almeriense en este día funesto en el que te alejas de este mundo para ser recibida en los brazos del Amado, en los brazos de Dios.
¡Oh Señor, Creador de todas las vidas! Tiende tu manto y calma su frío y su dolor. Yo abrigué sus manos temblorosas y blancas de hermosura y de amor, de amor de Madre. Yo sofoqué su llanto en la incertidumbre en el angosto camino que recorría hasta ti. Como una niña asustada ante lo desconocido, tomaba mis manos mirándome a los ojos para expresar sin palabras que andaba el camino sin miedo si yo la acompañaba hasta el último suspiro.
De repente se pararon las agujas del reloj que parecía eterno, las manos de mi madre eran las alas de una paloma de la paz que me hacía volar libre por los caminos de la dignidad en busca de recovecos humanos donde sólo la honradez, el amor y la bondad tenían cabida. Un vuelo blanco y silencioso por los recuerdos de la niñez cuyos paisajes se me devuelven coloreados por el tiempo, colmados de días de sol y hermosas primaveras.
Que nunca te falte la luz en la eternidad, querida Madre, siempre estarás en mi corazón.
Tu hijo, Benjamín Soriano.