Carmen Ibáñez Aguilar
A mi esposa Carmen...
Tu eras el faro que dirigía nuestra embarcación
Como todos los que nos dejan, dejan sus huellas personales, tú mi querida esposa Carmen, no podía ser menos para toda la familia, esposo, hijos, nietos, bisnieto y los amigos, hemos sentido tu ausencia con todo nuestro corazón.
Desde aquí te enviamos nuestro más sentido homenaje con la conformidad de que Dios no te habrá olvidado y nosotros te recordamos con el cariño que te habías ganado y que algún día volvamos a recibirlo sin olvidarnos de ti, nuestra ¡dulce Carmen! te queremos.
Tu eras el faro que dirigía nuestra embarcación y sin ti, vamos a la deriva, profundamente apenados al faltar tu dirección y alegría que nos falta como el eslabón de la cadena familiar que tanto hemos querido por su propios méritos, cariñosos y amorosos.
Añoramos tu personalidad
Éste pequeño recordatorio lo hacemos para dejar constancia a tu descendencia y amigos de lo mucho que añoramos tu personalidad. Cuando nos faltas tú, y que aunque el tiempo transcurre rápido, los sentimientos perduran a las personas queridas, llenando nuestros corazones.
Me siento algo poeta, pero no sé cómo expresar tanto amor tenido tantos años de convivencia con mi esposa.