La Voz de Almeria

Obituarios

Julio

Un pequeño homenaje a un gran hombre

Laura López Campuzano

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Querido Julio, Escribo estas palabras, las más amargas, desde la necesidad que impera en mí de pensar que llegarán a ti, donde quiera que estés ahora. Te pido perdones mi atrevimiento, soy consciente de que, aún recurriendo a los más hermosos versos jamás escritos, no hay carta que esté a la altura de tu grandeza. Esto no es más que un pequeño homenaje a un gran hombre. Ese maldito 21 de septiembre que marco nuestras vidas para siempre, te arrebató tan injustamente de nuestro lado, arrancándonos de cuajo el alma y dejándonos colgados de un recuerdo, tu recuerdo. Y desde que te has ido, por cada minuto que pasa yo te he recordado sesenta segundos. Por cada hora, yo te he echado de menos sesenta minutos. Por cada día que ha pasado, yo te he llorado 24 horas. Desde que te has ido, duermo de tu recuerdo, me alimento del pasado, respiro de la nostalgia. Dime corazón, ¿es esto lo que pasa cuando ya no existe el tiempo? Cuando ya solo queda el ayer… No, ya sé que tú no esperabas marcharte tan pronto, dejando tantos sueños consumidos en el aire. Sí, entiendo que el destino ha jugado su partida más sucia, pero esto no es un reproche, es rabia. Rabia porque tenía tantas cosas que contarte, momentos que compartir, consejos que pedirte, abrazos que rogarte…y sí, lo sé, culpa mía por esconder todo eso detrás de la certeza de que siempre habrá un mañana. Y entonces me acuerdo de las palabras de Borges; “Dime por favor dónde no estás, en qué lugar puedo no ser tu ausencia, dónde puedo vivir sin recordarte y dónde recordar sin que me duela. Dime por favor por qué camino podré yo caminar sin ser tu huella, dónde podré correr por no buscarte y dónde descansar de mi tristeza. Dime por favor dónde hay un mar que no susurre a mis oídos tus palabras. Que no puedo vivir porque te extraño, y no puedo morir porque te quiero”. Entonces mi pena se queda dormida en el regazo de un pensamiento; que afortunada me siento por haberte tenido cerca, aprender de ti y admirarte. Tú me enseñaste que ser feliz consiste en hacer feliz a aquellos que te rodean. Eso te hacía grande, muy grande. Cambiar un mal gesto por un sonrisa, siempre, contagiando de felicidad y cariño a los tuyos. Cosa fácil, ha de admitir, para alguien que siempre fue el mejor hijo, el mejor padre, el mejor marido, el mejor amigo… Gracias primo porque a todos los que hemos formado parte de tu vida nos has enseñado alguna lección en algún momento. No, no estés triste, esta no es una carta de despedida. Ya he vencido mi lucha interna y he decidido no pronunciar esa maldita palabra que siempre pone punto y final. Yo espero que me escuches cada día, cuando te hable en silencio, que me des un soplo de aliento cuando lo necesite. Sé que lo harás. Si, ya se que tu estarás siempre cerca, protegiendo a tu princesa desde tu trono, guiando a tus dos hombrecitos, dando calor cada noche al amor de tu vida. Pero permíteme que vierta mi rabia enfurecida sobre los ángeles que ahora te guardan, esos que tanta envidia nos tenían cuando aun estabas aquí. Ahora, como dice tu princesa, celebran tu llegada con una fiesta. No es para menos porque ahora tú, harás del cielo un lugar mejor. Esperando paciente, sin prisa, al amor de tu vida, para compartir juntos la eternidad.

tracking