La Voz de Almeria

Obituarios

Emilio Campra

Maestro, hermano y segundo padre

Francisco Campra

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“ Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace un andaluz tan claro, tan rico de aventura. Yo canto su elegancia con palabras que gimen. Y recuerdo una brisa triste por los olivos.” También te has ido como el héroe lorquiano “a las cinco en sombras de la tarde.” El vacío que dejas es hondo y doloroso y los recuerdos me inundan; así el impacto que de niño me supuso contemplar ( en un Paseo de Almería abarrotado de gente) la soberbia estampa de clásico griego de tu explosiva zancada, haciéndose con la meta en la Plaza Circular, sin apenas oposición..Desde mi conocimiento posterior del fenómeno atlético sé que Almería y España perdieron contigo al primer campeón olímpico de su historia, si en aquellos difíciles años de posguerra en los que sólo comer era una aventura emocionante, hubieras podido contar con un entrenador de la talla de los centenares que tu, posteriormente, formaste. En la selección nacional te codeabas con los velocistas y tu extraordinaria capacidad cardio-respiratoria (que te hacia destacar en submarinismo) te hacia también competir con éxito en algo tan dispar como el campo a través. Esa rara conjunción de velocidad pura y resistencia que causaba asombro en certámenes europeos, te habrían hecho invencible en tus pruebas de 800 y 1500 metros de haber contado con los métodos de entrenamiento que ya se aplicaban en Europa desde hacía décadas , y de los que luego fuiste maestro de maestros. Se perdió un atleta único , pero quedó intacto tu amor por el deporte amateur puro que es guia y ejemplo de todas las actividades deportivas: el atletismo.El enfrentamiento de las limitaciones humanas ante dos jueces objetivos inexorables: El Tiempo y la Distancia. De ahí que los contrincantes sean más compañeros que adversarios.Pero es que , además , la pureza de tu deporte se hermanaba a la perfección con la virtud de tu humanidad. Los entrenadores de prestigio sólo aceptan físicos que puedan llegar a ser élite: así se realizan , y quizá sea lógico dedicar tan alta capacitación técnica a logros de importancia. De ahí la excepcionalidad de Emilio como educador: jamás ha rechazado a un joven por considerar que su techo era limitado.Sus miles de alumnos han gozado de su afecto y sabiduria para vencer sus limitaciones y alcanzar metas relativas, haciéndoles amar lo que él ama con una pedagogia innata y única en la transmisión del conocimiento. En mi caso , esta capacitación imbuida, permitió que pudiera él dirigirme ,mediante planes semanales por correspondencia, cuando estando yo en la Residencia Blume de Madrid para Preolímpicos, con el fruto del record ibérico de Lisboa que se mantuvo casi dos décadas y que mejoraba, con amplitud, la marca mínima exigida por la Federación Internacional, para competir en la Olimpiada de Roma. Desde tu puesto de responsabilidad en la Escuela Nacional de Entrenadores, creaste cátedra con tu enseñanzas y publicaciones , al margen de complicadas técnicas de mecánica del movimiento que enmascaran lo esencial , y conozco el testimonio de profesores deportivos titulares , que reconocen haber comprendido al fin, perfectamente, la técnica atlética gracias a la sencillez de tus explicaciones exentas de toda maraña argumental. Siempre me ha admirado tu valor para rechazar cargos que supusieran tu desarraigo almeriense, con la pérdida del gozo de los misterios de los fondos de su bahía y de las puestas de sol del Estadio y los acantilados. Cargos de relieve ; en los centros de poder del atletismo español y con posible acceso a los del mundial – donde ya eras conocido por tu técnica innovadora- que, además de colmar cualquier aspiración vocacional, hubiera supuesto un importante logro económico. Pero es que lo material, para Emilio no era una prioridad, y sí una filosofía en forma de sacerdocio-mecenazgo. Por eso Cagigal , ese clásico renacido, lo quiso hacer suyo para el creado INEFF al intuir que Emilio unía a sus extraordinarios conocimientos, el sentido profundo del amateurismo como juego de respeto, honradez y desinterés. Por esto, le es aplicable la confesión de A. Machado: “ y cuando llegue el día del último viaje y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontrareis a bordo ligero de equipaje desnudo, como los hijos de la mar. Siempre he admirado la unanimidad en el afecto hacia Emilio en esta España nuestra en la que cualquiera que destaque tiene que estar haciéndose perdonar el éxito. Lo explica su ausencia de jactancia, la bondad y la finura de su trato y su altruismo. También fue admirable su intrepidez y concepto romántico del deporte que le hizo ganar dos campeonatos de España en unas mismas jornadas tanto en atletismo como en piragüas monoplazas. Insólito e irrepetible. Adios querido hermano. Sigue enseñando a los ángeles los mandamientos de la carrera . Emilio desde el Estadio del firmamento.

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