Como futbolista era un máquina y como persona saben los que compartieron con él un vestuario de que estamos hablando: no habrá otro igual. Lo fiché del Altamira cuando Biosca firmó por el Calvo Sotelo. Era lo más parecído a nuestro internacional y no me equivoqué: vaya futbolista que nos llevamos. Jugó mucho y bien en el Plus Ultra y pasó al Almería con los dos Zapatas, Maxi, Goros, Bartolo, Rojas y tantos otros. Tuvo como entrenador a Errazquín y a Julio Vilariño en Tercera División. Se retiró muy joven en el Almería, y se puso a trabajar en Torrecárdenas hasta el final de sus días. Se me vienen a la memoria tantos recuerdos, aquí, acompañado de Mojácar I que no se como empezar a definir esta gran persona. Este padre que tenía pasión por sus dos soles: las hijas de su primer matrimonio. Extenso repertorio Se ha marchado muy joven y ha sido una pena para todos los que estábamos deseando subir al autocar del Plus Ultra buscando con la mirada a nuestro particular Dúo Dinámico. Ellos, Morales y Morilla, cantaban hasta flamenco, vaya pareja. En el Cielo la van a liar, porque son tal para cual y su repertorio era tan extenso que empezaban cantando y terminaban gastando bromas hasta al conductor. Morilla, tenía más saque comiendo que Iribar. No sabíamos donde metía la comida siendo tan fino. Era de buen comer y siempre con una gracia y un humor que lo tiene que mostrar arriba en el Cielo a todos los grandes jugadores y a muchos de los que, como él, se fueron desde aquel autocar para siempre. Se ha ido el recambio de Antonio Biosca, el lateral que jugaba y se reía a la vez.