Alarma en el Almanzora ante los inminentes cultivos de primavera

Los riegos no están garantizados y se pueden dejar de sembrar 1.500 hectáreas

Sandía cultivada al aire libre en la zona del Levante almeriense, malograda por la falta de agua.
Sandía cultivada al aire libre en la zona del Levante almeriense, malograda por la falta de agua.
Manuel León
23:26 • 06 mar. 2023

Los regantes del Almanzora han levantado la voz de alarma ante la pertinaz falta de agua para emprender  con mínimas garantías los cultivos de primavera. De hecho, ante la falta de recursos hídricos para sandías, melón, hortalizas y frutales, se han vuelto a despertar tensiones entre distintas comunidades de regantes del Levante almeriense por el agua que queda en el Pantano, algo que no sucedía desde hacía mucho tiempo cuando la época de la ‘guerra del agua’. 



Solo los regantes de Cuevas del Almanzora, que disponen de su propia desaladora privada en Palomares tienen algo más de recursos para afrontar una posible primavera seca, pero otras zonas de cultivo en Vera, Antas, Huércal-Overa o Pulpí pueden padecer más la falta de lluvias con el pantano del Negratín clausurado, que debería haber aportado 50 hectómetros al año. 



El directivo de Asaja, Pascual Soler, ha puesto como ejemplo de esta inquietud por la siembra de primavera el hecho de que la empresa Tomasol que tenía planificadas 40 hectáreas de sandía en Antas, se las llevará a Palomares para regar con agua de la desaladora privada de la Comunidad de Regantes de  Cuevas. “Mientras tanto, la desaladora del Bajo Almanzora de Acuamed, entre Palomares y Villaricos, sigue averiada y sin dar los 20 hectómetros comprometidos”, señala Soler.



La obra de rehabilitación de esta desaladora, defenestrada en la riada de 2012, hace ya once años, al construirse sobre la misma Rambla Canalejas, fueron adjudicadas a Sacyr hace ya más de un año. El pasado mes de enero, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán,  visitó la instalación y anunció su vuelta a la vida en 2024. Sin embargo, los regantes estiman que desde que se contrató la obra en febrero de 2022, en las inmediaciones de la instalación no se  ha realizado aún ningún trabajo.



La presidenta de Asaja, Adoración Blanque, ha indicado que en el Levante de la provincia se pueden perder esta primavera hasta 1.500 hectáreas de cultivo por falta de agua. 



Los regantes no confían en que las medidas prometidas lleguen a tiempo  para salvar las cosechas de primavera. Ante esta situación, el Gobierno andaluz ha dejado ver que ya se está preparando un tercer decreto contra la sequía. 



El secretario general de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua), Pedro Farias, ha indicado que la situación de sequía de la Cuenca del Guadalquivir “va a terminar repercutiendo en el Almanzora, lo único que puede solucionar esto es que marzo y abril traigan lluvias al campo”. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura, Mario Urrea, con la que la Comunidad de Regantes del Bajo Almanzora está negociando para permutar derechos de riego de la desaladora de Torrevieja, ha aconsejado al Almanzora “máxima prudencia en los consumos de agua, que debe empezar por una planificación de las plantaciones acorde con los recursos disponibles, sin el agua del Negratín”.



La mejor noticia de los últimos días para los regantes  del Levante es la aprobación del Decreto del precio topado para el agua desalada de Carboneras a 0,45 céntimos el metro cúbico hasta 2026.


Mirando al cielo como hace un siglo

Nadie persigue un metro cúbico de agua como lo hacen los agricultores levantinos. Ha pasado un siglo y los agricultores de ahora van a tener que hacer lo mismo que hacían los campesinos de Sotomayor: mirar al cielo a ver si cae alguna gota y pueden volver a sonar las caracolas río arriba. Los regantes almanzoríes consiguieron el Negratín, lo que no consiguieron sus abuelos con el agua del Castril y Guardal, pero la cota baja no permite que llegue caudal; intentaron adquirir agua del Júcar-Vinalopó, pero los regantes alicantinos montaron en guardia y no permitieron vender ni una gota a esta tierra seca. El problema no son las restricciones del Tajo (apenas tres hectómetros se han perdido), el problema es una desaladora averiada desde hace más de una décadas que ha dejado de dar 200 hectómetros desde la maldita inundación de San Wenceslao.


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