El Imperio Romano elaboraba en Almería uno de sus productos más lujosos

La UAL descubre que el yacimiento de Torregarcía era más importante que un centro de salazón

Imagen de archivo del yacimiento romano de Torregarcía.
Imagen de archivo del yacimiento romano de Torregarcía.
Francisco G. Luque
11:43 • 26 abr. 2023

Lo que se pensaba que correspondía a una factoría de salazón de pescado, como bien se explica en el deteriorado panel informativo que hay junto a estas históricas ruinas, ubicadas muy cerca de la orilla de la playa de Torregarcía y cuya primer excavación se hizo en los 90, resulta que era mucho más. Esta es la conclusión a la que ha llegado recientemente un grupo liderado por la Universidad de Almería tras reinterpretar los restos arqueológicos romanos ubicados en la entrada oeste del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.



Como informaba el pasado lunes Nova Ciencia en su versión digital, gracias a una metodología que usa imágenes por satélite y georradar, el equipo de investigación que encabeza María Juana López Medina, directora del grupo Abdera de la UAL, ha podido confirmar, gracias a la localización de un conchero, que allí se ubicaba una importante planta de producción de tinte púrpura, uno de los productos más lujosos durante el Imperio Romano.



El codiciado material se hacía con moluscos, encontrándose durante el muestreo de Diego Moreno Lampreave, biólogo marino del CSIC, restos de búsano (Hexaplex trunculus) y también conchas de cañaílla (Bolinus brandaris) que confirman el uso que se le dio a esta construcción romana que, por su estructura, tuvo una actividad superior a la media de las factorías de púrpura que hay localizadas en la Península Ibérica. Fue un enclave industrial de mayor importancia de lo que que se creía hace décadas.



Lázaro Lagostena Barrios, historiador de la Universidad de Cádiz, también forma parte del equipo que ha estudiado dicho asentamiento en el que, además de producir el valioso tinte, también se manufacturaban productos con el mismo, mayormente textiles, como muestran algunos detalles de las piletas con los que los investigadores han reforzado sus recientes hipótesis. 



En los años 90, cuando comenzaron los primeros estudios de este yacimiento romano, destacando la figura de José Ramón Ramos, ya se habrían barajado varias posibilidades similares, pero la falta de inversión no permitió que el conocido y malogrado arqueólogo almeriense pudiera continuar con dicha investigación que, treinta años después, ha dado un importante giro que da más valor, si cabe, a este yacimiento romano.



La importancia de la Bahía de Almería



También en esta popular playa almeriense, a unos 300 metros del citado yacimiento, existen restos de otro conchero, en la parte conocida como Las Amoladeras, junto a la rambla que lleva ese mismo nombre. Esto pone de manifiesto que el complejo industrial que pudo haber en esta zona es mayor de lo que se aprecia a simple vista. De hecho, el equipo de López Medina incluso plantea que pudo existir una aldea dependiente de Urci, durante la época imperial romana.



Todavía queda mucho trabajo por delante a los investigadores, que seguirán haciendo excavaciones en el entorno para conocer con más exactitud a qué cronología pertenecen todos estos restos y confirmar de una forma más segura sus hipótesis. No cabe duda de que estos hallazgos, además de poner en valor estos restos históricos casi desconocidos para los propios almerienses, ayudan a reconstruir la gran importancia que pudo tener la Bahía de Almería para el Imperio Romano.


Historia sepultada bajo siglos de arena

La cronología de este yacimiento, de unos 5.600 metros cuadrados, sigue siendo indeterminada. Los restos ya fueron precatalogados como yacimiento en 1984. A partir de esa fecha comenzaron los trabajos de recuperación. El resultado fue, tras seis años de trabajo, la recuperación de lo que parecía una factoría de salazones, con una superficie de alrededor de media hectárea, y una vivienda romana de algo más de ciento treinta metros cuadrados. Según los arqueólogos en los 90, bajo la dirección de José Ramón Ramos, frente a las instalaciones de la fábrica, en plena bahía almeriense, pudieron estar ubicadas las almadrabas para la pesca de los atunes que eran preparados en la factoría para su posterior conservación, utilizando, presumiblemente, la sal procedente de las cercanas salinas del Cabo de Gata.


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