Durante años, el café ha estado bajo sospecha por sus posibles efectos negativos en la presión arterial. Sin embargo, hoy se reconoce como un aliado para la longevidad. Su principal componente, la cafeína, ayuda a activar el organismo, pero su consumo debe estar bien planificado. 

Cardiólogos y nutricionistas explican que no todos los horarios son adecuados para tomar café. Si se consume en momentos inadecuados, no solo puede dificultar el sueño, sino que también pierde sus efectos metabólicos positivos.

Un estudio publicado en el 'European Heart Journal' demuestra que tomar café solo por la mañana reduce el riesgo de muerte por enfermedades cardíacas en un 31% y el de muerte prematura en un 17%. En cambio, el consumo continuado durante el día puede anular estos beneficios. 

La razón es que el café ingerido por la tarde o noche interfiere en los ritmos circadianos, afectando la producción de dos hormonas clave para la regulación del sueño y la vigilia: la melatonina y el cortisol. Esto puede aumentar la inflamación y la tensión arterial, incrementando el riesgo cardiovascular.

Los expertos también destacan que el café aporta importantes beneficios para la salud. Se ha comprobado que reduce el riesgo de diabetes, favorece la pérdida de peso y protege la salud cardiovascular gracias a su potente efecto antioxidante. 

Además, estos beneficios no se limitan al café con cafeína, sino que también están presentes en el descafeinado, recomendado para personas con hipertensión.

Otro aspecto clave es la elección del tipo de café. Los especialistas advierten que es fundamental optar por café de tueste natural y evitar el torrefacto o mezcla. Estos últimos se elaboran añadiendo azúcar durante el proceso de tostado, lo que genera compuestos potencialmente tóxicos.

Un megaestudio publicado en 'The BMJ' en 2017, basado en el análisis de 201 metaanálisis, confirmó que los bebedores de café tienen una menor mortalidad por cualquier causa y una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares, cáncer y patologías neurológicas, metabólicas y hepáticas. Aunque el café ha disipado muchos mitos negativos, los expertos recuerdan que no es imprescindible incorporarlo a la dieta si no se tiene el hábito.