Impermeable al sentido común, el zombificado presidente Zapatero asume su fracaso electoral multiorgánico pero no se aviene a agilizar el traspaso de poderes. Así que se cumplirán los plazos establecidos, con independencia de lo que aconseje la operatividad del momento. Pero prolongar este sí-pero-no prácticamente hasta el año que viene no sólo nos pone en riesgo de un manotazo de los mercados internacionales, sino que además no está costando una pasta considerable al seguir manteniéndose en el cargo algunos consumados especialistas en el despiporre. Además de algunos viajes innecesarios (la futura ex responsable de Cultura, la señora González Sinde, se va a despedir con un fantástico tour por Francia, Méjico, Estados Unidos y Rusia) tenemos casos de subvenciones que, si en tiempos de bonanza resultarían pintorescas, en la actual situación provocan indignación. Por ejemplo, la todavía ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, ha repartido donaciones para "luchar contra el cambio climático en las zonas remotas del sur de Honduras", para el "Fortalecimiento de la Secretaría de la Mujer Indígena para la promoción y defensa de los derechos de las mujeres Mayas, Garifunas y Xincas de Guatemala" y también para el "Apoyo a la integración de la equidad de género en el Código Laboral Vietnamita", asunto éste en concreto que nos ha costado nada menos que 1.790.000 euros. Pero a ellas y ellos les da igual. Siguen creyendo, como sentenciase la inolvidable ministra Calvo, que el dinero público no es de nadie. Y así les ha ido… y así nos van a dejar.