Estas son las cinco señales te dirán si tu cama te está saboteando
Dormir mal no siempre es culpa del estrés: a veces, el problema está justo debajo de ti

Dormir bien no es un lujo, dice Patricio en su tienda.
Dormir mal no siempre es culpa del estrés, la edad o el ritmo de vida. En muchos casos, el verdadero problema está justo debajo: un colchón que ha dejado de hacer su trabajo.
Patricio Inezua, técnico en descanso y responsable de Dormilones – Taller de Sueños, lo resume con claridad: “El cuerpo se adapta al mal descanso y normaliza lo que no debería doler”. Desde su establecimiento en la Avenida del Mediterráneo (Almería), ha visto cientos de casos donde renovar el colchón ha cambiado la vida de sus clientes.
El colchón habla
Molestias al despertar. Uno de los signos más frecuentes de un colchón inadecuado es despertarse con dolor lumbar o cervical. Aunque no se note al acostarse, el cuerpo sufre durante la noche si no tiene el soporte necesario.
Sueño sin descanso. Dormir las horas recomendadas pero seguir agotado es otra señal. “A veces, el colchón pierde firmeza y ya no permite un descanso profundo”, explica Patricio. Muchos descubren la diferencia solo al cambiarlo.
Hundimientos invisibles. Los colchones también envejecen. Si presenta bultos, hundimientos o cruje al moverse, su estructura está comprometida, aunque no se vea a simple vista. La mayoría debería renovarse cada 8 a 10 años.
Alergias nocturnas. El polvo, la humedad y los ácaros se acumulan con los años. Congestión, estornudos o picor por la mañana pueden tener su origen en un colchón contaminado.
¿Cuántos años tiene tu colchón? Si no recuerdas cuándo lo compraste, probablemente ya ha cumplido su ciclo. “Escuchamos historias de colchones con 15 años. Eso no es descanso, es castigo”, dice entre risas.
Dormir mal no es algo que debamos normalizar. A veces, el problema no está en la cabeza, sino en la cama.
Dormilones celebra su tercer aniversario con promociones, sorteos y regalos. “Queremos agradecer la confianza de nuestros clientes y ofrecer soluciones reales. Dormir bien no debe ser un lujo”, afirma Patricio. Su recomendación: probar, comparar y, sobre todo, dejarse asesorar.
Porque sí: el colchón importa. Y mucho.