Queda tan poco para el final de la Liga que hasta los empates saben mal. Si se juntan el hambre con las ganas de comer, peligro. La jornada no ha sido buena, porque Mallorca, Ponferradina y Huesca han ganado sus partidos y meten distancia de tres puntos con la cola. Quizá por ello, el 0-0 de Tenerife deja el estómago vacío a todos, máxime si el rival se había quedado con diez nada más comenzar la segunda mitad. La falta de valentía, o de miedo a descolocarse y perder un punto en el Heliodoro Rodríguez, pesó en exceso a los pupilos de Pipo Goro, siendo el propio míster el que reconocía que a los últimos metros no se llegaba con la claridad necesaria.

De menos a más
El Tenerife quiso mandar, y lo hizo, en la primera mitad. Algunos destellos de Iván Sánchez por banda, con lanzamiento a puerta incluido, el único en 45 minutos, y poco más. Demasiados espacios entre líneas que aprovechaban Choco Lozano, Suso, Nano y Moutinho. Casto tuvo que cortar varias jugadas de mucho peligro, aunque tampoco existieron lanzamientos claros entre los tres palos.

No se vio al Almería incisivo que ganó al Albacete, sino un equipo más arropado que dudaba. La polémica se desató antes del descanso, con dos faltas de Chuli que le pudieron costar la expulsión. Goro le dejó en el vestuario para dar entrada a Fatau, precisamente para minimizar los espacios. A los 12 minutos de la reanudación, Raúl Cámara golpea sin balón a Casto y el árbitro decide mostrarle la segunda amarilla (la primera la vio por arrollar a Quique). Ahí, se esperaba una reacción de equipo necesitado al que le brindan la gran oportunidad de ganar fuera de casa y tocar con los dedos la permanencia. Nada.
Dubarbier, con un tiro que saca en dos tiempos Dani, y una maravillosa acción individual de Pozo, fue lo más peligroso. Pocos efectivos en busca del gol y velocidad limitada de balón para llegar al arco contrario.

Mala jornada
No es bueno el empate, y sería ilógico decir lo contrario, ya que los rivales directos sí sumaron tres puntos. Hace siete días, el balón de oxígeno estaba a tiro de piedra; un punto; y ahora a tres. Más madera para recibir a un Girona que sueña con el Play Off de ascenso.

La lesión de Carlos Cuéllar en el primer tiempo, bien cubierta por Fran Vélez, fue otro contratiempo para Pipo Goro. Y es que el Almería deja por primera vez su meta a cero durante dos semanas consecutivas. El Tenerife tiró de orgullo para aguantar con diez futbolistas y el Almería no se arriesgó. El resultado estaba cantado. Ya no queda tanta Liga y saben que ayer se escaparon dos puntos en el Heliodoro. Si el domingo cae el Girona en Almería, será bueno. Un punto deja con hambre al vestuario.