El Almería se hunde sin remedio en Segunda
Almería 1 Huesca 2

Hundidos.
El Almería se hunde sin remedio. Así de crudo. Cuentan que el escritor y filósofo Eugenio D’Ors i Rovira estaba con unos amigos en un bar. Pidió el y sus amigos champán, el camarero no supo abrir la botella y la derramó sobre Don eugenio que le disparó al famosa frase: “Los experimentos con gaseosa, joven”.
Hoy esta frase viene como anillo al dedo para explicar las razones que llevaron al equipo a perder un partido en 45 minutos nefastos ante un rival menor.
Montoro-Jonathan El experimento de Joan Carrillo ante el Huesca consistió en colocar en el doble pivote a Montoro y Jonathan. Su resultado un desastre y la pérdida de tres puntos. Con esta pareja en la sala de máquinas el equipo ni tuvo el balón, ni recuperó con eficacia, ni ayudó a la retaguardia en los momentos de mayor necesidad, ni aportó ideas al ataque. El equipo fue un auténtico caos que se fue al descanso con una desventaja de dos goles ante un enemigo que no hizo sino aprovechar dos de las tres oportunidades de que dispuso y defender con orden y sentido de la anticipación su portería. El 0-2 no fue fruto de la superioridad del Huesca, uno de los peores equipos si no el peor de cuantos han pasado por el Mediterráneo, sino de los desaciertos del Almería.
Roto, desarmado y desorientado en el centro del campo, la retaguardia perdió gran parte de su efectividad habitual y la delantera tuvo que guisarse y comerse sola sus ocasiones, ayudadas por los laterales.
Pudo ser y no fue El Almería salió dispuesto a resolver el partido por la vía rápida. Tomo el mando del juego a base casi siempre de acciones individuales de los cuatro atacantes. Gozó de tres oportunidades, un remate de Quique desviado, con reclamo, una buena pared entre Pozo e Iván salvada por un central y una doble oportunidad de Chuli que, a puerta vacía, envía el balón por encima del larguero.
Si este balón hubiera entrado, que hubiera sido lo más normal, es posible que se hubiera visto otro partido, pero eso sería hablar de lo que pudo ser y que, finalmente, no fue. En lugar de ello el Huesca empieza a sacudirse el dominio local. El portero Julián Cuesta salva un mano a mano con Luis Fernández y es el propio delantero oscense el que a los 25 minutos adelanta a los suyos con un buen lanzamiento de falta directa cerca de la frontal.
Jarro de agua fría sobre la grada que tuvo que ver como un cuarto de hora después le llegaba el segundo con un tanto de Machis, fruto de un rebote, en boca de gol.
Hasta el descanso la grada estalla, el equipo desaparece y llega la campana salvadora del descanso. Había que deshacer el entuerto, Carillo así lo entendió y dio entrada en el equipo a Eldin por Jonathan. El partido cambió de forma radical. El Almería se hizo dueño total y absoluto del balón obligando al Huesca a replegarse y perder de vista a Julián Cuesta.
Dubarbier En el primer cuarto el mando de la ofensiva lo llevó Dubarbier que con sus acciones por banda y sus disparos provocó tres lanzamientos desde la esquina, sin rendimiento. Pero el dominio absoluto del juego no se traducía en grandes ocasiones ni en disparos con marchamo de gol sobre la meta visitante. El Almería llega una y otra vez al área rival pero falta calidad para superar el entramado defensivo rival.
Se suceden las acciones confusas en el área del Huesca sin que llegue el remate certero hasta que Chuli, en el 83, mete a su equipo en el partido rematando en plancha un buen servicio de Iago Díaz desde su banda.
El Huesca de Anquela tiró de oficio en el Mediterráneo, con la aquiescencia de Trujillo, para que hasta el final no sucedieran nada más que interrupciones.