Estocada de Édgar en el descuento
En un partido plagado de imprecisiones Rubén y su defensa mantuvieron vivo al Almería

Édgar.
El Almería ha tenido que esperar a la sexta jornada para mantener, por primera vez en la campaña, su meta a cero. Al final el acierto a la hora de fender y el sacrificio de los jugadores rojiblancos en la ayudas hizo posible que el equipo que preside Alfonso García Gabarrón consiguiera en Riazor el premio gordo en forma de tres puntos de oro ante un rival directo en la lucha por la permanencia El encuentro, desde el punto de vista del espectador, ha debido ser poco vistoso en lo que a virtudes técnicas se refiere. Demasiadas pérdidas de balón por parte de uno y otro equipo, sala de máquinas en la que las imprecisiones y el empanamiento eran la tónica dominante en dos equipos que a la hora de defender no lo hacían con contundencia.
Así las cosas hubo juego poco elaborado por parte de los dos contendientes, demasiado juego directo y buenas llegadas a las áreas en las que faltó precisión y contundencia.
El partido siempre dio la sensación de estar muy igualado, de encaminarse a cero-cero a pesar de que los dos equipos llegaban con soltura a las zonas de peligro rivales y de si la balanza de inclinaba hacia uno u otro lado iba a ser por culpa de algún error puntual o de algún pequeño detalle.
En el primer cuarto el Deportivo de la Coruña asedió al Almería, al que le duraba muy poco el balón, con continuas llegas, sobre todo por el costado de Dubarbier que no contó con el apoyo efectivo de ninguno de los centrocampistas. pero juego y las ocasiones se igualaron hasta llegar al tramo final del partido.
Wellington Después de algunas intervenciones de mucho mérito por parte de Rubén, aparecen Soriano, Thievy y, sobre todo Wellington, para sembrar el pánico en el más organizado sistema defensivo local y sentenciar con un gran gol de Édgar en el minuto 92 en Riazor.