El encuentro que el Almería jugó en San Mamés ofreció un encefalograma tan plano para los intereses del club almeriense que por no tener no tuvo ni esa habitual fase de tanteo con los que suelen comenzar los partidos de la Liga en Primera División.
Valverde, que había estudiado a la perfección el sistema de juego de los fracasos del once almeriense en los desplazamientos, planteó el partido buscando crear superioridad en el centro del campo y dio a sus jugadores la orden de romper desde la segunda linea la resistencia almeriense. Las cosas le salieron tan redondas al técnico vasco que a los once minutos ya tenían prácticamente los tres puntos en el talego gracias a dos tantos de Mikel Rico y Herrera, dos de los cinco hombres que había colocado en la medular.
La pizarra le funcionaba al Athletic en la misma medida que dejaba sin armas a los pupilos de Francisco, cuando algunos aficionados no habían terminado de acomodarse en sus localidades. Resultando que a los 11 minutos los futbolistas locales colocados por detrás de su ariete Aduriz habían invadido con tal fuerza, acierto, superioridad y convicción la zona de castigo almeriense que habían hecho saltar por los aires el frágil sistema de contención diseñado por su técnico. 
La primera de las misiones a la que debían aplicarse los discípulos del técnico Francisco en San Mamés era la de quitarle al partido el ritmo con el que mejor podían danzar los jugadores de Valverde y al propio tiempo imponer el suyo. Nada más lejos de la realidad de principio a fin el choque se jugó a ritmo de Dantzari Dantza, uno de los más populares bailes del país vasco. Con cuatro atacantes y sólo dos medios centros, los defensas se veían impotentes para contener las llegadas masivas de los jugadores locales al entorno de la meta del rojiblanco Esteban.

Clave La presión descoordinada, la falta de ayudas, la poca capacidad de recuperación, la imposibilidad de atacar la meta vasca porque la fuerte y bien sincronizada presión de los de Valverde impedía la progresión de los almerienses, fueron algunos de los factores que hicieron del Almería un juguete.
En tan sólo dos semanas el Almería ha mostrado sus dos caras más dispares. La mejor ante el Granada, realizando su más brillante encuentro del curso y la peor el sábado último ante el Athletic Club. Ni antes los jugadores almerienses eran tan buenos ni hoy son tan malos.