Tengo que empezar por reconocer que tras la derrota en Murcia ni en el más feliz de mis sueños aparecía el Almería ganando cinco partidos consecutivos, ante rivales complicados, encaramado en la tercera plaza igualado a puntos con el segundo y con el importante título de líder del playoff en el bolsillo.
El equipo está con confianza más allá de la belleza de su juego, la afición está entregada e ilusionada, como se puso de manifiesto con la locura colectiva que los goles de Charles desataron en unas gradas pobladas por 13.000 almerienses con alma y sentimiento rojiblanco que fueron la ilustre representación de una provincia que vuelve a vivir por y para su equipo. Pero el duelo del sábado es de alto riesgo para la moral de todos ya que una derrota o un empate de los rojiblancos podría repercutir negativamente en la disputa de los playoffs, y eso es lo que yo creo que hay que evitar a toda costa.
Debe disputar el duelo ante el Villarreal con la máxima intensidad y con la seguridad de que puede ganar, pero con la mentalidad de que si pierden van a seguir en la brecha y con las posibilidades de ascenso intactas. Ganar en el Madrigal sería un maravilloso regalo que llevaría a Primera, pero el no lograrlo no debe de restar ni un ápice a la moral de la plantilla ni a la ilusión de los seguidores. En caso de derrota los futbolistas deben jugársela en el playoff con la cabeza alta por el gran trabajo realizado; los aficionados deben seguir calentando sus gargantas para aupar a los suyos  a la élite por la 2ª vía. ¡Sí se Puede!