Un Almería sin brujula ni ideas se hunde más
El Albacete esperó los habituales errores rojiblancos para finiquitar el partido
Nadie discute que Ramis y la plantilla trabajan durante la semana. Es su profesión, pero no es igual hacer la tarea que aprobar los exámenes. Y es ahí donde este equipo se pierde en un mar de dudas. El Almería está irreconocible, perdido en los campos y sin una persona que lo guíe, lo más grave del fútbol. Después de siete jornadas sin ganar se esperaba una reacción, tímida al menos, pero ni eso. Vuelta a las andadas con un encuentro plano en Albacete, que se limitó a guardar las espaldas en defensa y esperar el error, que siempre llega, de los rojiblancos para marcar.
Estado crítico
Caída libre sin nada a lo que agarrarse. No se puede salvar nadie de la debacle, porque ya van unas cuantas y no toda la culpa es del entrenador. Ramis transmite un mensaje y la plantilla lo acepta, pero llega la hora de la acción y el jugador se apaga, no existe el Almería. Precisamente el problema empezará a ser del técnico si los futbolistas no captan su idea. Eso solo lo saben los que conviven día a día en el Estadio.
Derrota
Dio varios avisos el Albacete antes de adelantarse en el marcador. Primero con un mano a mano de Héctor con René que se marcha fuera por poco, y luego con un disparo lejano de Erice. Fue en el minuto 36 cuando Dani Rodríguez entró como cuchillo en mantequilla hasta el área y batió al meta almeriense con un disparo colocado al palo izquierdo. Si ya de por sí el Almería es débil mentalmente, los goles lo rematan.
A partir de ahí a esperar el descanso e intentar retocar. Imposible. Parecía que los rojiblancos trataban de reaccionar con un lanzamiento al palo de Pozo -el del Albacete toca y entra, y el del malagueño no-, aunque otra vez se cumplió el guión y el Albacete, en un despeje orientado, finiquitaba el duelo gracias a Roman Zozulia. La propia hinchada local no recordaba un partido tan plácido como el que vivieron ante el Almería.
Soluciones
Los deportistas, el entrenador y los directivos sufren, como todos, pero detrás hay una ciudad y una masa social que quiere respuestas sobre el campo que este plantel, de momento, no ofrece. Durante las seis primeras jornadas había poco juego, pero los puntos llegaban. Ya no queda nada. Quizá sea pronto para hablar de descenso, si bien la imagen que ofreció el equipo en Albacete es para pensárselo. El lobo está llamando a la puerta.
Tras un Albacete 2-0 Almería cualquier mensaje tiene fecha de caducidad. No hay tiempo para buscar culpables, sino soluciones. Al menos si se cae deber ser con la cabeza muy alta.