El Almería se encontró con un hueso duro
El Oviedo creó superioridad numérica

Mandi.
En contra de lo que suele ser habitual el encuentro inaugural de la temporada en el Mediterráneo careció de fase de tanteo ya que los dos equipos tocaron zafarrancho de combate desde el pitido inicial ansiosos por llevarse los tres puntos. Los locales para hacer un pleno, los visitantes para estrenarse. Sólo se han disputado dos jornadas, pero en ellas queda claro que el Oviedo de Anquela nada tiene que ver con el de Hierro.
El del año pasado era un equipo sin orden ni concierto, anárquico y facilmente superable fuera de casa. El de la presente campaña va a dar muchos quebraderos de cabeza a los rivales en sus desplazamientos.
El técnico de Jaén trató de evitar que el centro del campo rojiblanco, como había hecho en Tarragona, tomara el mando de las operaciones. Sacrificó un delantero, Linares, para reforzar el centro del campo y crear superioridad.
La jugada le salió bien, Mandi y Rubén, en inferioridad, tuvieron más problemas de los habituales y eso hizo que el partido se abriera más de lo deseable para los intereses rojiblancos y obligó a los medios centros locales a un desgaste físico extra. El partido en el Estadio Mediterráneo resultó muy entretenido, intenso, bonito y espectacular dejando al final un sabor agridulce para ambos que pensaron que hicieron méritos para ganar.
Quizás lo más justo fue la igualada porque ninguno mereció perder. La posesión del balón fue ligeramente favorable a los de Luis Miguel Ramis, un cincuenta y seis por ciento, pero las ocasiones se repartieron y los almerienses concedieron demasiado a los carbayones a la espalda de los pivotes. Pero el cuadro local mantuvo el nivel competitivo de la primera jornada del Campeonato liguero, con ello hay que quedarse.