La cortina roja del ‘Cervantes’
Desde su inauguración en 1921, fue el gran escenario de la ciudad abierto al teatro, a los bailes, a los banquetes, al cine, a la música y a la política

Interior del Teatro Cervantes en 1937, en uno de los actos que el Socorro Rojo organizaba durante la Guerra Civil.
Nos sentábamos en la butaca mientras el acomodador iba dando los últimos viajes por el pasillo buscándole un hueco a los rezagados. Los últimos que entraban suponían siempre una molestia para los que ya estaban sentados aguardando que empezara la película.
Era emocionante ese momento en el que se iba abriendo lentamente la cortina roja del Teatro Cervantes y aparecía ante nuestra mirada aquella pantalla majestuosa que nos iba a llevar durante dos horas a lugares que jamás hubiéramos podido soñar. Se separaban las cortinas, se apagaban las luces y comenzaban los trailers, que eran un aliciente más, el adelanto de los estrenos que estaban por llegar.
Siempre tuve la impresión de que ‘el Cervantes’ era mucho más que un cine. Tenía un estilo diferente, un duende que correteaba a oscuras por las tablas de los palcos, que solo se llenaban en los días de fiesta y en películas importantes.
Aquel lugar tenía magia. Ese fantasma del ‘Cervantes’ del que habló después algún escritor oportunista pensando en acontecimientos sobrenaturales, era el Dios que habitaba el lugar, el poso que había ido quedando después de tantos años de historia en los que generaciones de almerienses lloraron, rieron, se abrazaron y compartieron sus emociones en aquel recinto sagrado que abrió sus puertas por primera vez al público el 16 de julio de 1921.
Cuentan que el aspecto que presentaba el día de la inauguración era espléndido, quedando sorprendidos los espectadores ante la majestuosidad de aquella decoración en la que destacaba el magnífico rosetón del teatro, la obra más valiosa del lugar.Una vez que se alzó la cortina roja comenzó el espectáculo, con la puesta en escena de la obra “La Calle de la Montera”, de Narciso Serra, interpretada por el elenco de la compañía Morano. El éxito llegó a alcanzar tal magnitud que, el cronista del diario “La Crónica Meridional” llegó a decir que “parecía que estábamos fuera de Almería”.
El Teatro Cervantes se instaló con fuerza en la sociedad almeriense, aunque sufrió un duro revés en sus comienzos cuando en enero de 1922, seis meses después de su apertura, fue asesinada en su recinto la actriz Concha Robles. Durante varias semanas no se organizó ningún acto hasta que en febrero de 1922 los bailes de Carnaval volvieron a darle vida al teatro. Desde entonces la actividad fue incesante. En el ‘Cervantes’ se organizaron bailes, banquetes, representaciones teatrales, festivales de poesía y desde 1924, inolvidables sesiones cinematográficas. En los años de la guerra civil se mantuvo abierto: se alternaba el teatro con los actos políticos que organizaba el Socorro Rojo para recaudar fondos y para levantar la moral de la población en los momentos más difíciles.
El Teatro Cervantes tuvo también el honor de organizar la primera sesión de cine sonoro que se dio en Almería. El sábado 11 de abril de 1931, la ciudad asistió a la primera proyección comercial de un filme parlante, como se decía entonces, lo que causó una pequeña revolución que se vivió como una cita histórica: “Hoy a las 9,45 horas, en el teatro Cervantes, gran acontecimiento con la inauguración del cine sonoro. Colosal estreno de la película americana en nueve partes Broadway Scandals”, anunciaba la prensa de aquel día.
La gran sala del teatro se llenó y no quedó sin un solo asiento libre, formándose largas colas en la puerta, que daban la vuelta por la acera del Paseo. La crónica del día siguiente destacaba que “el aparato que la empresa ha adquirido es de lo más perfecto que existe, oyéndose la voz más natural aún que la de los mejores discos de gramófonos”. El crítico del periódico informaba de las emociones vividas en aquella velada histórica: “En algunos momentos, el público, olvidándose de que la audición era de un cine sonoro, aplaudió al finalizar varios números”. Fue tan importante el éxito del estreno que al día siguiente la empresa tuvo que hacer dos pases para responder a la gran demanda de entradas del público almeriense.