Esperar, qué remedio
Esperar, qué remedio
Estos días de catástrofes y promesas, hemos repetido bastante la frase que utilizaba Camilo José Cela: "En España quien aguanta, gana". Los comentaristas de todas las tendencias suelen ilustrarla con la suerte final de Rajoy, un astuto gallego muy cuestionado por sectores de su propio partido y no digamos nada por ciertos periódicos acostumbrados a poner y quitar presidentes del Gobierno como si eso fuera su principal misión informativa y democrática. Tenían prisa unos y otros, no cabe duda. Esta vez al menos se han tropezado con la tenacidad a prueba de derrotas del actual Presidente. El sabía que aquí hay solo dos partidos que se van turnando en la toma del poder, por tanto aunque Zapatero hubiese alcanzado la tercera legislatura o alguna más incluso, al fin tendría que ceder al PP el sillón de La Moncloa. En esto se sostenía, pues, el tesón granítico de Rajoy. Ahora bien, si esta doctrina vale para alcanzar cualquier meta profesional ¿ podríamos decir lo mismo para pacificar y contentar a todo un pueblo que ya lleva cuatro años de crisis y aún le auguran otro peor como mínimo para pasarlas moradas que no azules? En la famosa austeridad se esconde un doble sentido y es que sirve, por un lado, para justificar los recortes aunque sean muy lacerantes, y por otro, da tiempo a que se cumplan las promesas de los ganadores. ¿ Qué pasaría si, pese a todo, esas promesas no se cumplen? Poca cosa, según estamos acostumbrados a ver. Inventarían, leguleyos no le faltan, alguna explicación colateral para echarle culpa al devenir internacional o quién sabe. El escarmentado y precavido Rajoy que ya pasó por aquello de las mentiras el 11 M ha prometido decirle la verdad al pueblo pero ¿ esto quién lo va creer en el supuesto caso de que fracasen todas sus remedios económicos? Estamos en el corazón del sistema que ellos defienden y el que ha traído la crisis al margen de si Zapatero la vio venir o no a su debido tiempo. Van a manejar todo el poder político y económico desde los bancos hasta el último de las espías. Si con todo esto no son capaces de sacarnos de la crisis es que la crisis no es de aquí ( algo que ellos siempre negaron) sino que tiene raíces profundas. Así que gente innominada y pobre, zarandeada por la crisis, gente del funcionariado y de las bajas pensiones, solo nos queda esperar.