Prisión para tres cobradores de morosos por amenazas a un empresario de la construcción
Los acusados reclamaban una deuda al socio de una constructora: “Voy a cobrar sí o sí”

Sala de la Audiencia Provincial de Almería
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería ha condenado a tres cobradores de morosos a penas de prisión por delitos de amenazas a un empresario del sector inmobiliario aficando en la capital. El tribunal modifica una sentencia de primera instancia y condena al encargado de una sociedad de reclamación de deudas a un año y tres meses de cárcel y a dos empleados a seis meses cada uno.
“Por orden del jefe y puestos de común acuerdo y con la finalidad de amedrentarlo, los acusados empezaron a frecuentar de forma reiterada las cercanías del domicilio y puesto de trabajo aquel, así como los de sus familiares, provocando encuentros inesperados que les causaban gran desasosiego”, señala la resolución judicial.
Los cobradores, todos ellos sin antecedentes, se personaban en lugares frecuentados por la víctima a bordo de un vehículo con la serigrafía de la empresa de cobros y le conminaron a la devolución de presuntas cantidades adeudadas. El procedimiento subraya que los acusados fueron contratados para realizar, dentro de sus labores profesionales, gestiones para la recuperación de una supuesta deuda a los socios de una mercantil de la construcción.
Amenazas
Los hechos probados narran, al menos, tres encuentros conflictivos entre los cobradores y el denunciante hace dos años. En diciembre de 2014, siempre según la sentencia judicial, la víctima recibió amenazas contra su esposa. “Que tenga cuidado por si le pasa algo”.
También otras advertencias. “Como esta tarde no vengas con nosotros a nuestro despacho vamos a tener que actuar de otra manera”, señala el documento. “Voy a cobrar sí o sí, no nos sentamos a hablar o voy a tener que coger el otro camino que tú ya sabes”, añade.
Un día más tarde, en un espacio de apenas una hora y media, el denunciante se topó con los cobradores a las puertas de su vivienda, a la salida del garaje (“se abalanzaron sobre su vehículo y le tocaron el cristal para que lo bajase”) y en los aparcamientos del lugar de trabajo de su esposa.
“Empezaron a seguirlo con su vehículo y acercándose mucho al suyo y tocando constantemente el claxon hasta que aparecieron las fuerzas de seguridad avisadas por el denunciante”, apostilla el resto de hechos acogida por la Audiencia.