La Voz de Almeria

Almería

“La riqueza estable, sostenible, depende de la evolución de la ciencia”

Rodolfo Miranda dirige uno de los escasos centros investigadores españoles con prestigio en el mundo.

Rodolfo Miranda, director del IMDEA.

Rodolfo Miranda, director del IMDEA.

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Es agosto, y por agosto vuelven muchos de esos almerienses que residen fuera, algunos viajando por medio mundo, como este científico que vive su tierra con pasión que se le nota en el rostro.


-¿Seguimos siendo el país del ‘Que inventen ellos’?


-No. Hay muchos científicos españoles muy buenos. En los últimos treinta años ha habido un gran cambio. Sí es cierto que la mayoría de empresas y la mayoría de los políticos no acaban de entender que la riqueza estable, sostenible, depende de la evolución de la ciencia, pero se ha avanzado.


-Sin embargo, a da la sensación de que existe al respecto un círculo vicioso entre lo público y lo privado, de que los unos por los otros...


-La historia es que, efectivamente, si nos comparamos con otros países la inversión pública en investigación es menor, y la privada mucho menor. Tienen culpa las dos partes, la académica estándar y las empresas. Hay una gran zanja entre ellas. Las empresas no creen que la investigación en centros públicos les sea útil y buena parte de los colegas investigadores no se toman en serio eso de que hay que devolver a la sociedad lo que ésta les ha dado, o sea, que ser muy buenos y que trabajar en las necesidades reales de la sociedad, no en lo que más le apetece a uno.


-¿Y cómo se puede romper con este círculo vicioso?


-Yo creo que con actitudes como la del instituto que dirijo, el IMDEA. Nosotros les preguntamos a las empresas qué necesitan para competir a medio plazo, en cinco, diez años, y estudiamos soluciones. Se trata de ganarse la confianza de las empresas para que nos cuenten lo que de verdad necesitan y ponernos entonces a trabajar. Ésa es la manera de combinar ciencia básica y necesidades de la empresa. Pero para esto no vale ni que el científico investigue sólo en aquello que le apetece ni que el empresario mire sólo la rentabilidad a corto plazo.


-¿Está en España la investigación demasiado mediatizada por la política?


-Desgraciadamente, sí. En casi todos los países el dinero de la investigación lo gestiona una agencia formada por científicos. Se les marcan las prioridades en investigación, por supuesto, pero son ellos los que deciden cómo se investiga y dan cuenta luego. Aquí, no. En España esto está previsto desde hace 20, 25 años, pero nunca se ha dado el paso. En España, por lo general, la última palabra sigue en mano de la política.


-¿Se está encontrando usted con este problema?


-Sorprendentemente, no. Nos están dejando trabajar. Se han creído el lenguaje de la excelencia y de la competitividad. No nos podemos quedar anclados en un discurso que mide la ciencia y la investigación por cupos, por falsos igualitarismos. La ciencia y la investigación son de por sí competitivas. Por cierto, al revés de lo que algunos afirman, a quien más beneficia esa competitividad es al niño de un barrio de pescadores, que para triunfar sólo tiene que hacer una cosa, trabajar mejor que los demás.


-¿Qué es y cómo funciona el centro que usted dirige?


-El IMDEA es una fundación sin ánimo de lucro que funciona con los métodos de una empresa. Tenemos tres objetivos.


-El primero es el de atraer el talento, que es en lo que nos jugamos el futuro. Hemos traído a muchos investigadores extranjeros y a muchos españoles que trabajaban por ahí. La mitad de nuestros 140 investigadores son extranjeros, y la mayoría de los españoles han venido de fuera.


-El segundo es el de hacer ciencia de excelencia y generar recursos con proyectos que logren el apoyo de la UE, por ejemplo. Lo estamos logrando. La mitad de nuestro presupuesto sale de estos recursos que logramos fuera, lo que está muy bien para un organismo nacido hace sólo cinco años.Y el tercero es el de ir de la mano con la sociedad en nuestra trabajo. No se trata de investigar y luego ir a venderle lo investigado a empresas médicas o invernaderos del Poniente almeriense, no. Es al revés, es pedirles que nos digan qué necesitan y comprometernos a estudiarlo en serio.Hemos conseguido una muy buena posición en muy poco tiempo. Por ejemplo, en el campo del grafeno somos los encargados de la parte europea de la relación con China. Organizamos todos los años el encuentro de sabios europeos y chinos.


-Por cierto, ¿eso de que los chinos sólo copian es verdad o sólo leyenda urbana?


-Es leyenda urbana. Los chinos a lo largo de la historia han inventado mucho, y es verdad que copian mucho, como hicieron Japón o Corea antes, pero tienen un enorme potencial humano y muchos recursos. Cada día hacen una ciencia mejor. Hay que espabilar aquí.


-¿Cómo está la universidad española?


-Es difícil de definir. No hay ni blancos, ni negros. Ha cumplido en los últimos años algunos de sus objetivos. En el campo de la docencia puedo decirle que a los Erasmus españoles les suele ir bien allí donde van, y eso es señal de preparación de la que no todos los países pueden presumir. Canutas las pasan mucho alemanes para aprobar Física en la Autónoma, por ejemplo. Y en el campo de la investigación se ha dado un gran salto cualitativo, aunque queda un segundo paso, el de colocar alguna universidad española entre las grandes de Europa. Digamos que tenemos el sotobosque, pero nos hace falta plantar algún buen árbol, dos, cinco, los que podamos, pero plantarlos.  Y para eso no hay más que un camino, el de promover la excelencia, el de dotar a esas universidades de mecanismos que favorezcan esa excelencia, como el de reclutar profesorado. Si hay que traerse a un catedrático chino ni se puede esperar eternamente a la convalidación de sus méritos, ni hacerlo ir a una oposición en español sobre cosas de dar en clase, ni ofrecerle un sueldo bajo. Así no viene ni el chino, ni el español que esté en Berlín, ni nadie.


-No sólo de ciencia vive el hombre. ¿Cómo va la música?


-La música es estupenda. Es lo que da volumen al sueño. Es parte muy primitiva del ser humano, junto al matemático el lenguaje más universal que hay. Sigo tocando, sigo escribiendo canciones, últimamente para mis nietos, claro.


-¿Y la novela negra?


-Más lenta que nada. La escritura es muy interesante. De la novela negra siempre me atrajo ese aspecto tan interesante de poner en orden una realidad, lo cual es como la ciencia. Pero ésa es actividad estrictamente privada. No voy a volver a darle ningún relato para La Voz.


-Bueno, de eso ya hablaremos. ¿Y Almería?


-Está siempre. Las raíces no se pueden perder. Quien lo hace, mal lo lleva. Me duelen un poco más las cosas que pasan en Almería, la falta de un mínimo orgullo de patria chica que advierto, la falta de reconocimiento para cuanto aquí se ha hecho, la dejadez. Se aprovecha poco cuanto aquí se ha hecho y a cuantos de aquí han hecho cosas de valía.


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