La diputada provincial de Cultura, María Vázquez, abre las puertas de su casa a GENTE rememorando sus inicios en la política, así como los trabajos que, como representante público, le han llenado de satisfacción.

¿Cuál es el momento político más feliz de María Vázquez?
Uno de los momentos más felices de mi vida fue cuando Gabriel Amat decidió contar conmigo para Diputación. El primer paso lo dio Luis Rogelio Rodríguez Comendador en el ayuntamiento y en segundo lugar, para mí supuso ser diputada provincial como un reconocimiento a mi trabajo realizado en una administración un poquito más pequeña como es la local.

¿Y en lo personal?
Para mí la felicidad son los pequeños momentos de la vida los que determinan la felicidad. Pero si tengo que decirte algo más sentimental es cuando mi madre nos dijo que había desaparecido al cien por cien la enfermedad.

¿Por qué comenzaste en la política?
Yo estaba trabajando en el sector privado, en lo turístico y comencé a tener contacto con la política almeriense a través de mi amiga Rosario Soto y me comentó que hacían falta mujeres con una carrera profesional y que quisiesen dedicarse de lleno a la política. Me llamó la atención sabiendo los pros y contras,  y ese fue el motivo que me hizo cambiar de tercio después de 5 años de profesión.

¿Es difícil trabajar por los almerienses?
No es difícil pero a veces resulta frustrante. Hay programas, planes e iniciativas muy importantes que serían muy positivos pero no salen porque no están en tu mano. Dependen de una administración supraprovincial y por encontronazos por tener diferente color político o por falta de  presupuesto ese año o simplemente por desavenencias entre vecinos no se consiguen, pero cuando se logran son muy gratificantes.

Como política, ¿en quién te ves reflejada?
Soy una persona bastante moderada y a mi me gusta mucho una mujer que ya no está en política, que es María San Gil. Siempre ha defendido los ideales de grupo al que pertenecía y cuando concluyó regresó a sus quehaceres laborales y nunca ha dicho una palabra mala del partido al que perteneció, pasase lo que pasase. Entró, trabajó y se fue con elegancia. Ella venía del País Vasco y para mí representa el coraje, la valentía, la elegancia, la formación y todo eso es lo que yo admiro en la política.

¿Entendías la atípica  vida familiar en tu casa, ejerciendo tu madre la política?
Al ver a mi madre trabajar, al principio nos preguntábamos sus ausencias por qué eran. Ahora veo que este trabajo no tiene horas ni planificación, ni vacaciones. Es algo que mucha gente no se da cuenta. Parte del trabajo se ve y otra no, además de las muchas horas que no puedes estar con tu familia ni dedicártela a ti misma, a formarte. Tienes una vida social nula. Todo mi tiempo es para dedicárselo a los almerienses.

Se habla mucho de lo que ganan los políticos.
Sí, se habla de lo que ganan los políticos, pero no se habla de los políticos que no ganan y hay un montón de políticos en la provincia que no ganan nada y los vecinos les exigen como a los que sí ganamos, dedicándoles las 24 horas del día.