La Voz de Almeria

Almería

Ratas, escombros y basura sin freno: la pesadilla de El Alquián

Vecinos denuncian que la calle Poesía y su entorno se han convertido en un vertedero improvisado

Escombros y basura en el entorno de los contenedores

Escombros y basura en el entorno de los contenedoresFotografía cedida a LA VOZ

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En El Alquián, especialmente en el entorno de la calle Poesía, los vecinos aseguran a LA VOZ que llevan meses conviviendo con un paisaje cada vez más degradado. Lo que antes era una zona tranquila y limpia, según recuerdan, se ha convertido en un escenario de basura, escombros y suciedad que no deja de crecer. Bolsas de desperdicios amontonadas fuera de los contenedores, restos de obras arrojados en un descampado cercano, muebles viejos abandonados a plena vista y hasta la presencia de ratas forman parte, relatan, del día a día de un lugar que pide a gritos una solución.

“Esto parece un vertedero, no una calle en la que viven familias”, afirma una vecina, que explica con indignación cómo la acumulación de basuras ha llegado a tal punto que incluso su perra se cortó con un cristal al pasear cerca de los escombros. “Hay basura orgánica, ladrillos, maderas, colchones… lo que quieras. La gente viene y lo tira aquí como si fuera un punto limpio improvisado. Y nosotros tenemos que vivir con eso”. La vecina asegura que desde agosto ha registrado varias incidencias para que se actúe en la zona, pero denuncia que nada ha cambiado. “Ponemos reclamaciones , pero la suciedad sigue igual. No sabemos qué hacer”, lamenta.

Un foco de insalubridad

La escena, denuncian los vecinos, no solo afea la imagen de la zona, sino que también supone un riesgo para la salud. No se trata únicamente de bolsas de basura mal colocadas, sino de un entorno en el que la suciedad se acumula día tras día sin que nadie ponga remedio. El testimonio se repite entre quienes viven alrededor: han llegado a ver ratas en más de una ocasión y los olores, cuando la basura se moja, se hacen insoportables.

“Se han visto ratas más de una vez y los olores son insoportables, sobre todo cuando la basura se moja. Si sales de noche a tirar la basura, la sensación es de inseguridad total”, describe una residente. Su percepción es clara: no es un hecho aislado, sino una situación que se repite con demasiada frecuencia y que convierte un gesto cotidiano en un motivo de preocupación.

Basura en el entorno de los contenedores

Basura en el entorno de los contenedoresFotografía cedida a LA VOZ

El malestar, sobre todo, se concentra en los alrededores de los contenedores. Hasta hace poco estaban en la calle Poesía, pero fueron cambiados de sitio y ahora se encuentran en el cruce con la calle Aparejo. Lo que parecía una solución ha terminado generando nuevos problemas. Allí los residuos vuelven a acumularse y, además, los vecinos advierten de que la visibilidad en la intersección se ha reducido.

“Los contenedores estaban rotos, los cambiaron al cruce, pero el problema sigue. La basura se acumula igual que antes y ahora tenemos otro riesgo: hay menos visibilidad para los coches y también para los peatones”, lamentan.

Quejas acumuladas

Según explican los vecinos, la degradación de la zona no es algo nuevo. Llevan tiempo conviviendo con la suciedad, aunque todos coinciden en que en los últimos meses la situación se ha intensificado de manera notable. “Cuando me mudé estaba todo mucho más limpio. Pero desde hace un tiempo la gente viene a tirar escombros y restos de obra. Ahora es un no parar”, señala una residente, que asegura que cada semana aparecen nuevos vertidos en los alrededores.

Las quejas han sido constantes. Los ciudadanos afirman haber registrado entre cinco y seis incidencias a través de los canales disponibles, tratando de llamar la atención sobre el problema

Muebles en los descampados

Muebles en los descampadosFotografía cedida a LA VOZ

Punto negro

El descampado próximo a la calle Poesía es, a ojos de los vecinos, el verdadero origen del problema. Se trata de un espacio abierto, sin control, al que cualquiera puede acceder con facilidad. Eso lo ha convertido en el lugar perfecto para deshacerse de escombros y basuras de todo tipo: restos de obra, maderas, colchones o incluso muebles que deberían ir a un punto limpio.

“Se ha convertido en un punto negro de basuras. Da pena ver cómo cada vez hay más y más, y nadie pone freno. El Alquián no merece esta imagen”, lamentan los residentes, que observan con frustración cómo el vertido incontrolado crece semana tras semana. Lejos de mejorar, el solar se ha consolidado como un imán para los vertidos. Lo que empieza con unas pocas bolsas acaba en montones de escombros que, según cuentan, permanecen en el mismo lugar durante meses. Ese abandono prolongado refuerza la idea de que cualquiera puede venir a tirar lo que quiera sin consecuencias.

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