La Voz de Almeria

Almería

Burana: arroz, migas y copas que saben a Feria de Almería

Rafa, Rodrigo y David siguen, 22 años después, marcando el ritmo del mediodía con música, buen rollo y calidad en cada plato

David, Rafa y Rodrigo Díaz en el ambigú Burana en la Ramba, el primer día de Feria

David, Rafa y Rodrigo Díaz en el ambigú Burana en la Ramba, el primer día de FeriaBernardo Claros

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En la Feria de Almería hay mil rincones donde ir, pero hay un sitio que es parada obligatoria. Te lo dirán los que llevan años viniendo y los que lo descubren por primera vez: si no has pasado por el Ambigú Burana, no has pisado la feria de verdad. Música, buen rollo, comida de primera y copas que saben a verano. Eso es lo que encuentras nada más cruzar su barra.

Rafa, Rodrigo y David Díaz lo saben bien. Ellos son los culpables de que, desde hace 22 años, el Burana se haya convertido en un clásico feriante. Empezaron con una barra en el Paseo, justo enfrente del mítico local, y desde entonces no han parado de mover el alma de la feria: Plaza Pablo Cazard, la Catedral y, este año, la Rambla. Da igual dónde monten, porque la esencia siempre es la misma: alegría, calidad y ganas de que la gente se lo pase como nunca.

La feria como forma de vida 

Para los Díaz la feria no es solo un negocio, es una manera de vivir. Rafa lo tiene claro: “La feria es cultura almeriense, es familia y amigos, es compartir y disfrutar todos juntos”. Y Rodrigo recuerda con orgullo cómo nació la feria de mediodía: “En verano Almería estaba muerta y los bares del centro se unieron con el Ayuntamiento para darle vida”. Y ahora, las calles hierven desde el primer día. 

Esa es la clave del Burana: no entienden la feria como un simple bar montado en agosto, sino como parte de la historia de Almería. Una tradición que crece año tras año y que ellos han visto evolucionar desde dentro.

Ambigú Burana en la Rambla repleto de clientes

Ambigú Burana en la Rambla repleto de clientesBernardo Claros

Comida, bebida y ese toque que engancha

Y cuando se les pregunta qué tiene de especial Burana, ellos lo tienen clarísimo: producto de primera, un equipo que repite cada año y un espacio bonito, cuidado y con alma. Aquí no hay improvisaciones, ni en la feria de mediodía ni en el resto de sus establecimientos, como el Santa Clara: las cervezas siempre bien frías, los cócteles listos para refrescar el cuerpo, las copas especiales para los que quieren algo distinto, cafés recién tostados que huelen a gloria y smoothies con fruta fresca que saben a verano.

Y si hablamos de comida en el ambigú, ahí está el auténtico reclamo. El arroz de la Pepa ya es tradición, las migas vuelan sin que caiga una gota y, aunque cada año se innoven tapas nuevas, la gente acaba pidiendo lo de siempre: lo clásico, lo que nunca falla. Porque la feria también va de eso: de mantener vivas las costumbres, pero con un puntito de calidad y cariño que solo en el Burana saben dar.

Los Amigos de Almería disfrutando hoy de las tapas de Burana y de su ambiente

Los Amigos de Almería disfrutando hoy de las tapas de Burana y de su ambienteBernardo Claros

Un plan que lo tiene todo

Un lugar donde la música, la decoración y el ambiente hacen que la feria se alargue hasta donde cada uno quiera. Rodrigo lo resume sin rodeos: “Que vengan. Pones un pie en la feria y terminas en Burana. Aquí tenemos todo para disfrutar desde la primera hora de la tarde hasta que el cuerpo aguante”. La fórmula es sencilla: buena comida, buenas copas, servicio de confianza y un ambiente que atrapa. Por eso, cada agosto, la parada en el Burana no se negocia.

Más que clientes, lo que buscan es cómplices de feria. Gente que llegue, disfrute y se lleve un recuerdo que dure todo el año. Rafa lo asegura: “Queremos que la gente viva la experiencia completa. Comer bien, beber mejor y, sobre todo, crear recuerdos con los suyos. Que cada año quieran volver”. 

Y así, desde hace 22 años, el Ambigú Burana sigue sumando historia a la feria de Almería. Porque aquí no se trata solo de pasar un buen rato: se trata de vivir la feria como se tiene que vivir. Y ya sabes, si no has pasado por aquí, no has pasado por la feria.

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