Ubicado junto al Paseo Marítimo, es uno de los pocos parques de barrio en la capital almeriense que reúne dos características que deberían convertirlo en un espacio referente para el disfrute familiar: tiene vistas al mar y cuenta con numerosas zonas de sombra gracias a su envidiable vegetación. Sin embargo, este espacio verde hace ya años que no es un lugar amable para los niños y niñas del vecindario.

El Parque de Elena Pezzi, popularmente conocido como 'parque oscuro', apodo que este lugar se ganó en los años 90 cuando se convirtió en refugio de toxicómanos debido a su insuficiente iluminación y al estar aún en pie el muro del chalet de Villa Pepita, sigue degradándose a pesar de las distintas modificaciones de mejora que ha tenido en las últimas dos décadas para ser una zona de ocio y esparcimiento para los vecinos.

Suciedad, botellones y drogas

La situación para muchos de los residentes de su entorno es ya insostenible. Junto a los bancos se acumulan cada mañana (hasta que pasan los trabajadores del servicio municipal de limpieza) litronas de cerveza, bolsas y envases de todo tipo, a lo que hay que unir el fuerte olor que desprenden heces y orina tanto de mascotas como de algunas personas que pernoctan en sus jardines.   

Pero no solamente preocupa el tema de la limpieza a los vecinos y vecinas de la histórica barriada de Villagarcía y alrededores. Otro de los graves problemas que se dan en dicho espacio es la carencia de seguridad. En los últimos años, el Parque de Elena Pezzi ha sido escenario de varios episodios violentos, normalmente entre los propios indigentes, y en horario nocturno un punto álgido de botellones y 'menudeo' de drogas.   

"Aunque suelen venir los operarios de jardines y de limpieza urbana, siempre hay suciedad. Hay personas que sacan a sus perros y no recogen las defecaciones ni usan la botella para limpiar la orina. Otras duermen ahí cada noche y no respetan este espacio, dejando basura junto a los bancos y en los jardines. Por no hablar de que a veces, cuando se sientan ahí personas en estado de embriaguez da miedo pasar por delante, porque muchas veces muestran actitudes violentas e incluso se pelean entre ellos", asegura María del Carmen Burgos, de 69 años, vecina de la zona que suele pasar por este parque con su nieto cada día para bajar a la playa. 

Hartazgo vecinal

Insiste esta abuela en que "es vergonzoso que yo tenga que tirar a veces por otro lugar y no por la sombra porque hay sentados en los bancos personas que están consumiendo e incluso vendiendo drogas y no quiero que mi nieto vea algo así. También me genera miedo". 

El hartazgo de los residentes más cercanos a este parque ha llegado hasta tal punto que, como ya adelantaba LA VOZ hace poco más de una semana, el grupo vecinal Costa Cívica ha puesto en marcha una campaña por redes sociales y a través de Change.org para solicitar al Ayuntamiento de Almería el arreglo de este espacio. Esta recogida de firmas supera ya las 200 rúbricas y el siguiente paso es una reunión con Juanjo Segura, concejal de Zonas Verdes, que está prevista estos próximos días.

"Cruzo el parque para bajar a la playa con mi nieto y muchas veces tengo que tirar por otro sitio porque hay gente consumiendo drogas, incluso en modo violento al estar en estado de embriaguez"Mª del Carmen Burgos, vecina de la zona

Posibles soluciones: esto es lo que piden los vecinos

De cara a dar un cambio radical a la situación de este parque, el vecindario ve clave, además de reforzar la limpieza y la seguridad, aportar nuevos elementos que lo conviertan, de verdad, en un espacio amable para los ciudadanos y sobre todo para los niños y niñas. Que vuelva a tener una parcela dedicada a juegos infantiles, como antaño, es una de las principales demandas vecinales, pero también se ha propuesto habilitar una parte de calistenia, poner asientos que eviten la pernoctación y un vallado más alto en los jardines para que los perros no puedan acceder a los mismos.

Por otro lado, también aprovechan para demandar papeleras con un diseño más funcional pensando en diferentes tipos de residuos, colillas y que puedan llevar incorporadas minibolsas para que puedan usarlas los dueños de las mascotas que hayan defecado durante su paseo. Otra de sus propuestas va dirigida a la Plaza Villa Pepita, justo el espacio que separa este parque del Paseo Marítimo: sustituir el césped aritificial por algo más higiénico.

"Yo me pasé mi infancia en ese parque, pese a que por las noches todos sabíamos en lo que se convertía, pero siempre había niños con sus bicicletas cuando el suelo era de tierra, jugando a la pelota o tirándose por sus toboganes. Ahora, pese a lucir nuevo y tener más amplitud, no es apetecible para mis hijos", comenta Alberto Asensio, un joven padre del barrio que sí disfrutó como niño de este parque de su barrio.