Los sindicatos no dudarán en ir por vías legales: "Controlar fronteras no es hacerlo desde una cabina tercermundista"
Policías piden soluciones inmediatas antes de que acabe 2025 y advierten de las posibles acciones legales contra la Administración

Imagen de archivo de un agente de la Policía Nacional
Los sindicatos representativos de la Policía Nacional en la provincia de Almería (SUP, SPP, JUPOL, UFP, CEP y EYA) han lanzado este martes una denuncia conjunta contra el estado de "abandono y deterioro" de las instalaciones en el Puerto de Almería, especialmente en los puntos de control fronterizo donde trabajan los agentes.
En plena cuenta atrás para el arranque de la Operación Paso del Estrecho (OPE), los sindicatos advierten de que las cabinas en las que deben ejercer su labor son "obsoletas, insalubres y peligrosas". Presentan riesgos eléctricos, carecen de climatización adecuada y ni siquiera disponen de aseos cercanos. "No estamos hablando de comodidades, sino de condiciones mínimas de trabajo y seguridad", aseguran.
La situación se agrava durante los meses de verano, cuando las temperaturas superan los 40 °C y el volumen de trabajo se dispara. El Puerto de Almería se convierte entonces en uno de los principales puntos de tránsito entre Europa y África, con miles de viajeros diarios y largas jornadas sin sombra ni relevo.
Pese a las denuncias reiteradas desde hace más de dos años, la Autoridad Portuaria "ha hecho oídos sordos", priorizando actuaciones de imagen o mejoras tecnológicas que poco tienen que ver con el trabajo diario de quienes deben garantizar la seguridad fronteriza. "No podemos hablar de un puerto moderno mientras sus filtros fronterizos siguen anclados en el pasado", critican.
Los sindicatos recuerdan que esta dejación de funciones vulnera la legislación vigente, en concreto el Real Decreto Legislativo 2/2011, que obliga a garantizar espacios adecuados para el trabajo policial en los puertos del Estado. Por ello, exigen un compromiso inmediato, público y por escrito, de la Autoridad Portuaria para resolver todas las deficiencias antes de que finalice 2025. En caso contrario, advierten que emprenderán acciones legales ante las instancias competentes a nivel local, nacional y europeo.
Demasiadas caras, muy pocas manos
A la precariedad de las instalaciones se suma otro problema estructural: la falta de efectivos. Durante la OPE, el número de viajeros y vehículos no deja de aumentar -solo el verano pasado se rozó el millón de personas- mientras que los refuerzos policiales siguen siendo insuficientes. Para la campaña de este año, los sindicatos solicitaron 60 policías, 4 oficiales y 3 subinspectores. Solo se han asignado 30 agentes y 3 oficiales. "Subinspectores, ninguno, y hacen mucha falta", denuncian.
Esta escasez provoca jornadas extenuantes en condiciones extremas, sin turnos suficientes ni personal de relevo. "No es solo un problema laboral, es un problema de seguridad", alertan. La presión para gestionar grandes flujos migratorios, detectar documentación falsa o detener a personas buscadas se intensifica cuando faltan manos. "Siempre sacamos adelante el operativo, aunque vayamos al 120%. Pero no se puede vivir solo de heroicidades anónimas", concluyen.