La Voz de Almeria

Almería

Hay quien aún no lo sabe: Cabo Gata no está en Almería

Está a miles de kilómetros, hay monjas y viven miles de gatos a la luz de un faro que más parece una linterna de petaca

Faro de Cabo Gata en el extremo sur de la isla de Chipre.

Faro de Cabo Gata en el extremo sur de la isla de Chipre.

Manuel León
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Igual que muchos cartageneros ibéricos -herederos ancestrales de la vieja Cartago hoy tunecina- tienen promesa de ir una vez en la vida a la Cartagena de Indias, quizá algunos almerienses cabogateros se embarquen a partir de ahora en la fiebre de viajar a Chipre

Allí emerge un promontorio sobre el mar de Ulises, con un farito destartalado, que más parece un almacén para guardar bicicletas. Se llama también así: Cabo Gata sin la (de), al sur de la isla chipriota y al sur también de la península de Akrotiri, que se encuentra bajo soberanía británica como base militar. 

Por eso, de facto, no forma parte de la Unión Europea. Lo que si comparte el topónimo de Chipre con el almeriense es su belleza y su carácter indómito ante los vientos que la crujen y el sol que la ilumina. Dice un viajero de TripAdvisor sobre ella: "En Cabo Gata, en la parte sur de Chipre, disfrutamos de una espectacular puesta de sol sobre el mar, con las grandes dunas a la espalda". 

Cabo Gata (Cape Gata o KaBo Fata en griego) tiene una playa amarilla de cantos rodados, que no se inquieta aunque esté dentro de una península militarizada. Está este abrigo natural a 15 kilómetros de la populosa vida nocturna de Limassol, allí donde la Selección Española solía jugar en los años 80 con Maceda y Camacho por caprichos de los sorteos. 

Limassol es a Cabo Gata como Almería al Cabo de Gata, aunque en aquella florecen rascacielos en toda su faz y en esta solo en el antiguo Toblerone y en la Plaza del Hotel La Perla. Allí, junto al Cabo Gata no almeriense, está también el Lago Salado, inmenso, asemejándose, en parte, a las salinas de San Miguel; por allí vuelan a diario, en vez de los flamencos almerienses, decenas de cazas y aviones de transporte militar ingleses que recorren desde el aire la playa de Ladys Mile y el Monasterio de San Nicolás

Este monasterio no es la Iglesia de las Salinas, tiene mucha más historia detrás. Es el monasterio más antiguo de Chipre. Tras ser abandonado en el siglo XVI fue rehabitado en 1983 por parte de un grupo de monjas ortodoxas.

Mapa del extremo sur de Chipre donde está Cabo Gata (Cape Gata)

Mapa del extremo sur de Chipre donde está Cabo Gata (Cape Gata)

Según la leyenda, el monasterio fue fundado en el siglo IV por Santa Elena, madre de Constantino el Grande, quien dejó allí una astilla de la Santa Cruz (lignum crucis), como la que hay en Canjáyar y en la Iglesia de San Sebastián

En ese momento, Chipre sufría una fuerte sequía lo que obligó a muchas personas a abandonar el Cabo Gata, que, sigue el relato de la leyenda, estaba plagado de serpientes venenosas. Constantino el Grande envió al gobernador Kalokeros a Chipre para liberar a miles de gatos y que acabaran con los animales peligrosos. 

Desde entonces el Cabo chipriota fue conocido como Cabo Gata (Cabo del Gato), distinto al orígen del Cabo de Gata urcitano (Cabo de agatas). 

Hoy, solo unas pocas monjitas cuidan el complejo del monasterio cabogatero chipriota. Se cree que los muchos gatos que viven en el promontorio -que no tiene arrecife de las Sirenas- son descendientes de los felinos que protegieron el Cabo de la terrible plaga de serpientes. 

Hay solo un almeriense llamado Antonio Rosa "Capi", que se sepa por ahora, que ha viajado recientemente a ambos promontorios, a ambos cabos solitarios iluminados solo por la luz de las estrellas, tan alejados en los mapas, tan cercanos en el topónimo, y que haya vuelto para contarlo.

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