Predecir el tamaño del fruto del olivo desde el laboratorio
Una innovadora metodología genética que transformará los programas de mejora varietal del olivo

La importancia de este trabajo radica en que, en el cultivo del olivo, la operación más costosa con diferencia es la recolección.
Un equipo multidisciplinar de investigadores ha dado un paso decisivo en el conocimiento genético del olivo al desarrollar una herramienta molecular capaz de anticipar el tamaño del fruto en nuevas variedades, incluso cuando estas apenas son plántulas en el invernadero. Este avance, fruto de la colaboración entre el Instituto Universitario de Investigación en Olivar y Aceites de Oliva de la Universidad de Jaén (INUO), el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) y el Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC, abre nuevas posibilidades para acelerar los procesos de selección en programas de mejora genética.
Mediante la identificación de secuencias específicas de ADN asociadas al peso del fruto, los investigadores han logrado diseñar un sistema predictivo que permite conocer con antelación si una nueva variedad de olivo desarrollará frutos de mayor o menor tamaño. Esta información, hasta ahora solo disponible tras años de ensayos agronómicos en campo, puede obtenerse ahora en fases tempranas del proceso, optimizando así recursos, tiempo y costes en los programas de obtención varietal.
La herramienta puede aplicarse cuando las plantas aún se encuentran en estado juvenil, lo que supone una revolución metodológica para el sector. Y no es un detalle menor: en el cultivo del olivo, la recolección representa el principal coste económico. El tamaño del fruto incide directamente en la eficiencia de esta operación, tanto en olivares tradicionales como en plantaciones en seto. Así, variedades de fruto pequeño, como la conocida ‘Koroneiki’, resultan más complejas de recolectar, mientras que otras como ‘Picual’, con mayor calibre, ofrecen mejores condiciones para la mecanización.
El valor del fruto también es clave en la aceituna de mesa, donde el tamaño es un atributo comercial esencial. Por tanto, disponer de herramientas que permitan seleccionar desde el inicio las variedades más prometedoras representa un avance estratégico para el olivar moderno.
Este desarrollo ha sido posible gracias a un trabajo previo de gran envergadura: la secuenciación del genoma de múltiples variedades de olivo, junto a décadas de ensayos agronómicos realizados en el Banco Mundial de Germoplasma de Olivo del IFAPA y en una colección paralela de acebuches conservada en el mismo centro.