Hay rincones de la provincia de Almería que pasan desapercibidos para la mayoría, pero que guardan en silencio una historia más poderosa de lo que aparenta. Uno de ellos tiene un guardián en pleno corazón urbano: un olmo que atrapa todas las miradas y que, para muchos visitantes, marca el inicio de un viaje sorprendente por un pueblo diminuto, antiguo y, sin embargo, extraordinariamente vivo.

Ese olmo preside la plaza Antonio Rueda Moreno, un espacio que actúa como punto de partida para comprender la identidad de Benitorafe, un pequeño pueblo de menos de 40 habitantes. Bajo su sombra se reúnen historias, saludos y conversaciones breves de quienes mantienen vivo este pequeño núcleo rural enclavado en la sierra de Los Filabres. 

Un olmo que da también nombre a la asociación de vecinos, quien se encargó, como reza una placa junto al pequeño lavadero próximo, de restaurar la propia plazoleta. Sus propios miembros recuerdan cómo, de pequeños, solían jugar al escondite en el interior del tronco, en un vacío en el que entraban hasta cuatro y cinco niños.

Desde esta placeta, las calles se estrechan, se elevan y serpentean hasta desembocar finalmente en la plaza de Manuel Sáez Fernández, un espacio más amplio que contrasta con los callejones que lo preceden. En este punto emerge la parroquia de San Roque, a la que se llega subiendo una escalinata de gran belleza, un detalle arquitectónico que sorprende en un lugar tan pequeño.

El centro urbano conserva un encanto sereno y en invierno el suelo se cubre de flores marchitas de almendro. Por sus calles, silencios limpios y saludos espontáneos de algún vecino que regresa del campo. 

Pese a tener personalidad propia desde época musulmana, Benitorafe nunca llegó a constituirse como municipio independiente. En el siglo XIX estuvo a punto de lograrlo, pero la falta de acuerdo lo dejó fuera de su propio destino. Hoy continúa siendo un barrio de las afueras de Tahal.

Su ubicación, a apenas unos metros de la carretera que sube desde Tabernas hasta Olula del Río, facilita su acceso y convierte a este pequeño núcleo urbano en uno de los rincones de Almería para visitar y conocer este invierno.